El hechizo empieza al caer la noche

Hay noches que piden magia. Luces bajas, miradas cómplices y un deseo claro: celebrar Halloween con estilo. Y la noche de Halloween en Grupo Dani García ya está aquí. Nada de disfraces improvisados ni sustos baratos. Aquí la brujería sabe a recetas que enamoran y brindis que despiertan sonrisas.

En Madrid, Marbella y Barcelona, los restaurantes del chef se preparan para un Halloween distinto. Adulto. Sensorial. Divertido. Con ese toque andaluz que convierte cualquier velada en recuerdo.

Porque cuando cae la noche y llega el otoño, hay ganas de disfrutar, seducir y vivir algo que dé que hablar. Y sí, la noche más misteriosa en Grupo Dani García promete eso y más.

Un cóctel que conquista: Catrina

No hay ritual sin poción. Y este Halloween, la estrella es Catrina. Un cóctel sugerente, dulce y travieso a la vez. De esos que se piden para brindar… y también para la foto.

Cada barra del Grupo sirve su versión, pero la esencia se mantiene: misterio, chispa y un punto elegante que hace que todo fluya. La copa que marca el inicio de la noche. La que anuncia que algo especial está por pasar.

Porque Halloween no es solo disfraz. Es actitud. Es emoción. Y Catrina lo sabe.

Rincones para perderse… y encontrarse

En Madrid, el ambiente se vuelve seductor.
Las barras de BiBo, el fuego de Leña, la calidez de Tragabuches y el espíritu marinero de Lobito de Mar se tiñen de sombras coquetas y risas nocturnas. Aquí se viene a ver y ser visto. A compartir platos que enamoran y pecar con cócteles que hipnotizan.

En Marbella, la noche de Halloween respira brisa y luna. Todo es más cálido. Más íntimo. Siempre hay un susurro en el aire que dice: “quédate un rato más”.

Y Barcelona trae su energía moderna, atrevida y cosmopolita. Perfecta para un plan de Halloween inesperado. Glamuroso, pero sin perder la diversión.

Platos que cuentan historias

No hacen falta telarañas falsas ni calaveras brillantes. La magia está en los sabores. En ese bocado que hace cerrar los ojos. En ese guiño entre amigos al compartir un plato con ganas de repetir.

Porque la noche más misteriosa en Grupo Dani García no va de miedo, sino de emoción. De brindar por lo que se quiere. De disfrutar lo mejor de cada restaurante con ese mood nocturno que pide planes que se alargan.

Tapas que seducen. Carnes que son puro fuego. Pescados que saben a mar verdadero. Todo envuelto en esa vibra que mezcla misterio, fiesta y elegancia.

Y tú, ¿dónde vas a celebrar?

Halloween no se improvisa. Se vive, se siente y se elige bien.

Y este año, hay un lugar claro para quienes buscan una noche diferente: la noche más misteriosa en Grupo Dani García.

Pide la Catrina. Haz un brindis. Y deja que la noche decida.

Hay decisiones que dividen al mundo. Dulce o salado. Playa o montaña. Arroz seco o meloso. No hay una respuesta correcta, solo sensaciones distintas. Y si hay un lugar donde esta elección se convierte en placer puro, es aquí: arroz seco o meloso en Lobito de Mar. Porque en este restaurante del Grupo Dani García no se trata de elegir bien, sino de elegir lo que hoy te hace feliz.

Seco: el que cruje y conquista

El arroz seco es el clásico que nunca decepciona. Suelto, dorado, con ese aroma profundo que te abraza antes del primer bocado. En Lobito de Mar, cada arroz seco llega a la mesa con una textura perfecta y un fondo lleno de sabor. Nada está de más. Todo está en su sitio.

Un arroz con verduras de temporada, uno de mariscos con carabinero, o el de presa ibérica que mezcla tierra y mar sin complejos. Y siempre, con su toque dorado en el fondo, ese socarrat que se pelea con la cuchara. Porque sí, si eres de los que disfrutan con lo crujiente, con lo limpio y directo, el arroz seco o meloso en Lobito de Mar tiene tu respuesta.

Meloso de costillas: cucharas que reconfortan

Aquí no hay variedad: hay perfección. El único arroz meloso de la carta es el de costillas, y no necesita competencia. Cremoso, intenso, profundo. Cocinado a fuego lento, con ese punto en el que el arroz se funde con la carne y todo sabe a hogar. A lo de antes. A lo que siempre reconforta.

Se sirve para compartir, para dejarse llevar, para alargar la comida sin mirar el reloj. Es el plato de las sobremesas largas, de las conversaciones que fluyen, del “no sabía que esto podía estar tan bueno”. Si lo tuyo es lo envolvente, lo que emociona sin artificios, sabrás por qué el arroz seco o meloso en Lobito de Mar empieza a tener un claro favorito.

No hay arroz bueno. Hay arroz perfecto para ti

Lo mejor de todo es que aquí no tienes que elegir solo una vez. Puedes probar uno hoy, otro mañana, venir en pareja y robar del plato de enfrente o, puedes volver solo por ese arroz que no olvidas. Porque en Lobito de Mar, el arroz no es una categoría de la carta: es una forma de cocinar el sur con orgullo.

Y da igual si estás en Marbella o en el centro de Madrid. La brisa se nota, aunque sea en la conversación. La mesa se llena. Las copas tintinean. El arroz llega al centro. Y de repente, la elección no importa tanto. Porque todo sabe a verano, a reunión, a domingo sin prisa. Así se vive el arroz seco o meloso en Lobito de Mar.

Hay sitios que te salvan la vida. Cuando no sabes dónde ir, cuando quieres impresionar, celebrar o simplemente olvidarte del mundo por un rato. Sitios que tienen algo —no sabes bien qué— que hacen que todo encaje. Y BiBo es eso. El plan que siempre funciona.

Porque da igual si es martes o sábado, si vienes con amigas, con tu cita o con tu familia. BiBo tiene ese don de adaptarse a ti. Y de hacerte sentir que estás justo donde deberías estar: comiendo rico, bebiendo bien y disfrutando como si fuera viernes, aunque sea lunes.

El mood perfecto, sin importar el motivo

¿Afterwork? BiBo. ¿Cumpleaños sin velas pero con brindis? BiBo. ¿Cena de dos con intenciones? También. Hay algo en su energía —esa mezcla entre viajera y andaluza— que lo convierte en refugio, escenario y pista de despegue, todo a la vez.

Te recibe con una sonrisa, una copa fría y ese ambiente que te cambia el ánimo sin que te des cuenta. Y luego llegan los platos. Uno tras otro, como postales de distintos lugares del mundo: gyozas, brioche de rabo de toro, ceviches, croquetas, steak tartar, tacos… BiBo no entiende de fronteras, pero sí de antojos.

Platos que crean momentos (y ganas de volver)

Aquí no se viene a comer rápido. Se viene a probar, a compartir, a decir “wow” sin pretensiones. Porque BiBo es divertido, pero con fundamento. Y sí, ese brioche de rabo de toro con salsa Bull es tan bueno como dicen. O mejor. Uno de esos bocados que marcan un antes y un después. Que hacen que pienses: “vale, ya entiendo por qué la gente repite”.

Y es que BiBo no es solo un restaurante, es una sensación. Esa mezcla entre sofisticación y ligereza que te permite venir arreglado o en vaqueros, reírte fuerte, pedir otro cóctel, pedir otro plato… y quedarte. Porque cuando algo funciona, no hay necesidad de cambiarlo.

Sin complicaciones, con mucha chispa

En un mundo lleno de planes que se caen, reservas que se pierden y sitios que decepcionan, BiBo es una apuesta segura. Por su ambiente, por su cocina, por esa forma tan suya de hacerte sentir especial sin que parezca que lo intenta.

Y por eso, no importa cuántas veces hayas venido: BiBo siempre tiene algo nuevo que ofrecerte. Una sugerencia que no esperabas, una recomendación que aciertas sin pensar, un detalle que te hace sonreír. Eso es lo que pasa cuando un lugar está hecho con alma. Y con hambre de sorprender.Así que ya sabes: si no sabes dónde ir, ven. Si no sabes qué pedir, déjate llevar. Porque hay mil planes posibles… pero BiBo es el plan que siempre funciona.

Hay semanas que empiezan con prisa, pero en Tragabuches Marbella siempre hay un motivo para hacer una pausa. Y ese motivo se llama Andalucía en la mesa de Tragabuches.
Un menú que convierte los almuerzos entre semana en pequeños homenajes al sabor de casa, a los recuerdos de siempre y a esa forma tan nuestra de disfrutar comiendo.

Sabores que saben a recuerdo

Basta un primer bocado para entender por qué Andalucía en la mesa de Tragabuches se ha convertido en un ritual para quienes buscan algo más que un menú del día.
Cada plato rescata un pedacito de nuestra tierra: tomates de temporada que saben a huerto, lentejas guisadas con foie que reconcilian cuerpo y alma, o una ensaladilla rusa con jamón 5J que convierte lo cotidiano en placer.

Y sí, aquí también hay lugar para los antojos del mar. El aguacate soasado con langostinos y el calamar frito con alioli de adobo son ese guiño fresco que nos recuerda que el sur también se disfruta con sal en la piel.

El sur en cada plato

Después, llega el momento de elegir el principal, y ahí la historia continúa.
La lubina a la brasa huele a costa malagueña. La presa ibérica con pimientos asados revive esos almuerzos familiares en los que el tiempo se detiene. Y si la elección es la cazuela de fideos con marisco, no hay duda: el corazón late en modo domingo, aunque sea martes.

Para los más carnívoros, las albóndigas de vaca vieja y choco o la picaña madurada con salsa pimienta son puro carácter. Platos con alma, hechos como se hacía antes, con ese toque de fuego y paciencia que define la cocina de Dani García.

Un homenaje al sabor de siempre

Por 34 € por persona, el menú incluye un entrante y un principal, y la posibilidad de añadir un postre por solo 5 € más.
Torrija con helado de vainilla, tarta de queso, flan de huevo o la irresistible tarta de chocolate. Dulces que cierran la comida con ese punto de nostalgia que nos hace sonreír sin querer.

Porque en Tragabuches no se trata solo de comer, sino de volver a sentir. De encontrar en cada plato el sabor de una Andalucía viva, auténtica y luminosa.
De convertir un almuerzo cualquiera en una historia que merece ser contada.

De lunes a viernes, el mejor plan

Disponible de lunes a viernes en horario de almuerzo, de 13:00 a 16:00Andalucía en la mesa de Tragabuches es ese plan que te recuerda que el sur no entiende de rutinas.
Una invitación a desconectar, a compartir, a saborear el momento.
Porque hay días que se viven deprisa… y otros que simplemente se disfrutan.

El pasado 3 de octubre, Tragabuches Marbella sopló sus tres primeras velas rodeado de amigos, sabores y emociones. La ocasión merecía una celebración especial, y así fue: una velada inolvidable que combinó música en directo, un menú exclusivo diseñado por Dani García y dos propuestas de maridaje pensadas para elevar cada bocado.

Tres años de cocina andaluza en clave contemporánea

Desde que abrió sus puertas en 2022, Tragabuches Marbella se ha consolidado como uno de los proyectos más auténticos del Grupo Dani García. Un restaurante que mira al sur y a su despensa con respeto y creatividad, y que en estos tres años ha sabido convertirse en un lugar de encuentro para quienes buscan disfrutar de la cocina andaluza con una visión contemporánea.

Su filosofía kilómetro cero, su bodega de referencia y una oferta que abarca desde desayunos hasta cenas de autor lo han convertido en un espacio vivo, cercano y versátil que late al ritmo del sur.

Un menú homenaje a la tierra

La noche comenzó a las 20:00h con un welcome cocktail en el que no faltaron el vermut de bienvenida y unas gildas artesanas que marcaron el tono del encuentro.

A continuación, los asistentes pudieron disfrutar de un menú de 9 pases (120 € por persona) que recorrió algunos de los sabores más reconocibles de la cocina de Dani García, reinterpretados desde el espíritu más puro de Tragabuches: un homenaje a la tierra y a los productos que definen su identidad.

Maridajes pensados para realzar cada sabor

Para acompañar la experiencia, se ofrecieron dos propuestas de maridaje (30 € y 45 €), diseñadas para resaltar la diversidad de sabores del menú y reforzar la armonía entre cada plato.

Música, calidez y alma andaluza

La velada contó también con música en directo, que puso la banda sonora perfecta a una noche que respiraba calidez, alegría y ese ambiente festivo tan característico del restaurante.

Brindis por el futuro

Con esta celebración, Tragabuches Marbella no solo conmemoró su tercer aniversario, sino que también reafirmó aquello que siempre lo ha definido: raíces andaluzas, respeto por el producto y una visión abierta al futuro.

Una noche para brindar por todo lo vivido hasta ahora… y por todo lo que aún está por venir.

Despedida con sabor a verano

El sol se despide lentamente sobre Valdevaqueros y te das cuenta de que otro verano en BiBo Tarifa llega a su fin. Entre risas, copas y los últimos hits de Dani García que suenan de fondo, todos nos quedamos con la sensación de que algo mágico se esconde entre arena, olas y buena comida. Porque en BiBo Tarifa cada momento se siente especial: desde la primera caña hasta la última puesta de sol, todo tiene ese toque que hace que el verano parezca eterno… aunque solo sea en recuerdos. Nos vemos en 2026 en BiBo Tarifa.

El planazo que deja huella

Y es que, en BiBo Tarifa, despedirse no significa simplemente cerrar puertas, sino inmortalizar experiencias. Imagínate sentado a los pies de Valdevaqueros, mientras la música del DJ se mezcla con el sonido del mar. Entre amigos o en pareja, siempre hay algo que celebrar: un brioche de rabo de toro que se deshace en la boca, el icónico brioche cojonudo que te hace sonreír con cada bocado, un gazpacho de cerezas fresco que revive los sentidos y las croquetas, pequeñas bombas de felicidad que desaparecen antes de que puedas pedir más.

Cada plato es un hit, cada risa un recuerdo. La esencia de BiBo Tarifa está en esos detalles que convierten una tarde cualquiera en un planazo digno de recordar. La terraza, la música en vivo y el ambiente playero se combinan para crear un verano que se queda contigo incluso después de cerrar temporada.

Hasta pronto, verano

Y aunque hoy decimos adiós, no es un adiós definitivo. Nos vemos en 2026 en BiBo Tarifa, cuando la temporada vuelva a abrir sus puertas en abril y las playas de Valdevaqueros se llenen de nuevo de planes, sabores y risas interminables. Hasta entonces, nos quedamos con los recuerdos de puestas de sol que parecen pintadas a mano, de platos que todavía provocan antojos y de la promesa de que el próximo verano será aún más sabroso.

Así que guarda en la memoria ese brioche de rabo de toro, esa caña al atardecer y esa sensación de planazo perfecto. Porque cuando llegue abril de 2026, BiBo Tarifa estará lista para recibirnos de nuevo y recordarnos por qué cada verano aquí se siente como un lujo que no querrás perderte.

Cuando septiembre se despide y Barcelona se viste de fiesta, hay un plan que no puedes dejar pasar: Leña y La Dramerie endulzan La Mercè con una colaboración que convierte cada bocado en una celebración. Imagina pasear por la ciudad, el aroma de la fiesta en el aire, y de repente darte cuenta de que hay un rincón donde los postres son protagonistas absolutos. Ese rincón es Leña Barcelona, y esta vez, junto a La Dramerie, han creado cuatro pequeñas joyas dulces que prometen hacer que tu visita a La Mercè sea inolvidable.

Una experiencia de sabores únicos

Desde el primer momento que entras en Leña, se percibe la energía del sur y la pasión por la buena mesa. Pero en esta ocasión, el escenario se vuelve todavía más especial. Sofía y Víctor, rostros conocidos de MasterChef, han puesto su sello en cada postre, llevando la creatividad y el cariño por la repostería a otro nivel.

Entre las estrellas de esta colaboración está el brazo de gitano de tarta al whisky, una delicia que combina textura y sabor de forma adictiva. No muy lejos, el buñuelo de anís Machaquito relleno de crema catalana ofrece esa mezcla perfecta entre tradición y sorpresa que hace que quieras repetir una y otra vez. Para los amantes de los clásicos reinventados, el polvorón ibérico de bellota es un pequeño lujo crujiente que habla de sabor y memoria. Y por último, el guirlache de piñones, un toque caramelizado que remata la experiencia con un estallido de dulzura.

Cada bocado se convierte en una historia que se comparte, se saborea y se recuerda. Es el tipo de plan que hace que quieras contar a todos que estuviste allí, disfrutando de la combinación perfecta entre fiesta, sabores nuevos y un lugar que respira pasión gastronómica.

Un planazo para disfrutar La Mercè

La Mercè es sinónimo de alegría, de calles llenas de música y de momentos que se sienten especiales. ¿Y qué mejor que acompañar esos instantes con una escapada dulce en Leña Barcelona? Leña y La Dramerie endulzan La Mercè no solo con postres, sino con una experiencia completa: la emoción de probar sabores nuevos, la sensación de estar en un lugar donde cada detalle cuenta y la diversión de descubrir que la gastronomía también puede ser un plan.

Y como toda buena historia de fiestas y sabores, hay que ser rápido: estos postres estarán disponibles por tiempo limitado, solo en Leña Barcelona, así que cada visita se convierte en un pequeño tesoro. Es el plan perfecto para disfrutar con amigos, con pareja o incluso en solitario, dejándote llevar por la dulzura y la creatividad que esta colaboración propone.

Un cierre dulce para La Mercè

Al final del día, cuando las luces de la ciudad comienzan a brillar y los ecos de los conciertos se mezclan con risas y charlas, pensarás en ese instante en Leña Barcelona: un lugar donde la celebración se transforma en sabor, donde la creatividad de La Dramerie y el talento de Sofía y Víctor convierten un postre en una experiencia que vale la pena vivir.

No se trata solo de comer, sino de sentir la dulzura de La Mercè en cada bocado, de dejarse llevar por la pasión y la diversión que solo un plan bien pensado puede ofrecer. Y mientras saboreas el último trozo de brazo de gitano o crujiente guirlache de piñones, te darás cuenta de que, a veces, los momentos más dulces son los que se comparten y se disfrutan hasta el final.

Leña y La Dramerie endulzan La Mercè: una excusa perfecta para saborear, sonreír y volver a repetir.

En la esquina de la Avenida del Port, donde antes latían los antiguos Cines Aragón, hoy se abre un universo que no entiende de etiquetas ni de normas fijas. Se llama Alegal, y aunque se presenta como restaurante, lo cierto es que es mucho más: un espacio donde la cocina, el diseño, la música y la narrativa se entrelazan como piezas de una misma partitura.

Gastronomía con alma mediterránea

La carta de Alegal respira dinamismo. Su propuesta se mueve al ritmo de las estaciones, con platos que cambian cada cuatro meses y un compromiso firme con los productores locales. La brasa es el corazón que marca el compás, y a su alrededor desfilan recetas que viajan entre lo sofisticado y lo popular: desde un steak tartar con foie o la icónica cereza de foie con parmesano y Oporto, hasta un brioche “cojonudo” o la Burger Bull que ya hizo historia en la alta cocina.

No faltan, claro, los arroces que honran la tradición valenciana —de chuleta madurada, de coquelet, de pescado y carabineros— ni postres que rozan lo teatral, como el emblemático Tipsy Cake. Todo ello acompañado por más de cien referencias de vino y una carta de cócteles que no solo marida, sino que acompaña cada momento del día como un hilo conductor invisible.

Un escenario que habla

Alegal no se entiende sin su espacio. Los antiguos Cines Aragón se han transformado en un escenario que, más que un restaurante, funciona como un gran teatro. Mármol, madera, latón y tejidos nobles envuelven al visitante en un ambiente inspirado en el Art Decó, en la elegancia de los años 20 y en el cine de culto: ecos de El Gran GatsbyScarface o Al Capone sobrevuelan cada rincón.

El interiorismo, firmado por el estudio Pablo Peyra, no busca imponerse, sino sugerir. Cada sala, cada contraste de luz, cada cambio de ambiente está pensado para que la experiencia evolucione con el paso de las horas, del día a la noche. Lo que sucede dentro, lo saben solo quienes cruzan sus puertas.

Mucho más que comer

Porque en Alegal la mesa no es un punto final, sino un punto de partida. Las sobremesas se alargan, las conversaciones se cruzan con la música, y los fines de semana el ambiente se transforma en una experiencia de ocio que va más allá de lo gastronómico. Un lugar que habla el idioma de Valencia, pero con vocación internacional.

Quizá por eso su lema no deja lugar a dudas: Not another f***** restaurant*. Y es cierto. Alegal no grita, susurra. No vende platos, construye un universo. Uno al que se entra con el apetito, y del que se sale con la sensación de haber vivido algo inesperado.

Se acabaron los atardeceres eternos, las siestas sin culpa y los brindis que empezaban a mediodía. En Septiembre volvemos a la rutina pero con sabor a mar, sí… y que nadie diga que eso es sinónimo de aburrimiento. En Lobito de Mar Madrid, la vuelta es mucho más llevadera: sabe a mar, huele a brasa y se acompaña con buena compañía.

Porque si hay algo mejor que unas vacaciones, es la sensación de seguir saboreándolas sin tener que pedir días libres.

El Mediterráneo sigue en tu mesa

No hace falta huir de Madrid para sentir que el verano no se ha ido del todo. Basta con dejarse caer por Lobito y dejar que la carta haga lo suyo. Esa ensaladilla rusa de anguila ahumada, cremosa y delicada, que despierta los sentidos como el primer café de la mañana. O las chirlas salteadas con manzanilla, que huelen a sur y a casa.

Aquí, la rutina se rompe con cada arroz. El de marisco y pescado es una de esas recetas que te obligan a hacer una pausa. A bajar el ritmo. A cerrar el portátil antes de tiempo. Porque hay cosas que solo se disfrutan si te tomas tu tiempo, como ese fondo que sabe a fuego lento y a mar en calma.

Comer bien es el mejor plan de vuelta

El regreso a la oficina, al tráfico y a los días más cortos puede pesar. Pero en Lobito de Mar, la solución está clara: platos con alma marina, un ambiente que invita a quedarse y un equipo que cocina como quien quiere hacerte el día más fácil.

Y sí, el carpaccio de chuletón de atún con huevos al ajillo sigue estando ahí. Listo para reconectar con ese placer sencillo de comer algo que te hace feliz. Como un ancla que te recuerda que, aunque vuelvas al ritmo de siempre, aún puedes regalarte momentos que sepan a escapada.

Septiembre también puede ser tu mejor mes

Porque no todo tiene que volver al orden. También puedes improvisar. Reservar un martes como si fuera sábado. Comer entre semana como si estuvieras aún en la costa. Dejar que el mar entre en tu plato y te devuelva las ganas.En Lobito de Mar Madrid, septiembre no es el fin del verano. Es una nueva oportunidad para empezar con sabor. Para volver, pero volver bien. Con mar en el plato, vino en la copa y la promesa de que la rutina puede esperar… al menos hasta que se acabe el postre.

Semana y el fin de semana con sabor

Hay días en que lo único que deseas es un respiro, un momento para ti y para quienes más quieres. En Leña Barcelona, cada visita es una pequeña escapada, un oasis urbano donde el tiempo se detiene entre aromas a brasas y sonrisas compartidas. Porque sí, hay planes que no se olvidan, y este es uno de ellos: lunch y brunch que sorprenden.

Entre semana, de lunes a viernes de 13 a 16 horas, el lunch se convierte en ese punto medio perfecto entre la rutina y el placer. Los sabores se mezclan como recuerdos que quieres saborear una y otra vez. El aguacate de Málaga a la brasa o el foie para untar con ajetes aliñados abren el apetito y marcan la pauta. Y, claro, la Burger Bull, con su sabor que lo dice todo, es la protagonista indiscutible que convierte cualquier lunes en un día memorable. Todo acompañado de postres como la icónica Tarta di Rose que te hace sonreír con solo verla.

Brunch, un festín para todos los sentidos

El fin de semana tiene otro ritmo, otro encanto. Los sábados y domingos, de 11 a 12:30, Leña Barcelona despliega su brunch, una experiencia para compartir y disfrutar sin prisas. Los entrantes vienen para sorprender: aguacate de Málaga a la brasa, foie para untar o el pretzel de ternera ahumada, todos incluidos en los 45€ del menú. Luego llega el momento de elegir tu plato principal: la burger que le dio sentido a todo XL, el Croque Monsieur de mortadella trufada o los huevos benedictino de coppa de vaca vieja. Y el broche final, dulce y seductor: croissant relleno de helado de mantequilla, toffe de caramelo salado y avellanas, más la Tarta di Rose con crema inglesa y vainilla. Un cierre que confirma que lunch y brunch que sorprenden no es solo una frase: es una experiencia real, lista para vivirse.

Un plan que no puedes dejar pasar

Ir a Leña Barcelona es regalarte un respiro, una pausa llena de sabor, risas y momentos para contar. Ya sea un almuerzo entre semana o un brunch de fin de semana, cada detalle está pensado para que quieras volver y repetir. Porque aquí no solo comes, vives un plan que sorprende, con platos que se recuerdan y sensaciones que se guardan. ¿Te animas a ser parte de esta experiencia? Tu mesa te espera.