Ocho países, un pasaporte imaginario y ninguna maleta. Así es el nuevo menú de BiBo Madrid, que llega justo a tiempo para comerse el verano sin despegar.
Aquí no se pide visado, solo hambre. Porque ocho países no es un menú cualquiera, es una vuelta al mundo que empieza en julio y acaba con arroz con leche.
El verano ya está aquí, y tú sin plan. Pues ya tienes uno: ir a BiBo, sentarte tranquilo y comerte el planeta en menos de dos horas.

El mundo cabe en una mesa

El menú ocho países no tiene escalas largas ni overbooking, solo sabor. Entras en BiBo Madrid y, sin darte cuenta, estás en México. Luego Perú, luego Japón… y de repente estás mojando pan en España. Sin moverte del sitio.
No hay guía turístico, pero sí hay guacamole que se hace al momento. Y langostinos Robuchon que parecen susurrar “bonjour” al primer bocado.

Lo mejor es que puedes ir sin pasaporte. Solo necesitas ganas de probar cosas nuevas.
Y si eres de los que se ponen nerviosos con tanto cambio, tranquilo: al final siempre llega Italia a poner orden. La pasta viene con torreznos, y no, no se puede explicar. Se prueba y punto.

BiBo tiene esa magia de convertir una comida en un paseo por medio planeta. Pero sin el estrés del aeropuerto y con aire acondicionado.

El truco está en no pensarlo demasiado

Hay quien lee la carta y se bloquea. Aquí no. En el menú ocho países, viene todo pensado. Te sientas, dices “sí” y ya está. Es como una degustación sin protocolo. Llega un plato, lo pruebas. Te gusta. Llega otro, lo pruebas. Te gusta más. Y así hasta el postre.

El truco está en no pensarlo. Tú déjate llevar. Que si ceviche, que si brioche, que si tartar. No preguntes, mastica. Y si te sorprende una ensaladilla rusa con huevo de codorniz, sonríe. Aquí el mundo cabe en una ración.

BiBo Madrid no quiere que estudies la carta como si fuera un examen. Solo que disfrutes como si te hubieras ido de Erasmus sin dejar tu silla. Y cuando crees que ya no puedes más, aparece India. Con arroz con leche, claro. Pero no como lo imaginas. Más cremoso, más fresco, más… BiBo.

Verano, comida y risas: el plan infalible

El verano pide terraza, algo fresquito y un menú que te saque una carcajada. Eso lo tiene BiBo de sobra. El nuevo menú ocho países está pensado para que no hables de calor, hables de comida. Que siempre da más alegría.

Y si vas con amigos, mejor. Esto se disfruta en grupo. Se comenta cada plato. Se pelea por el último bocado. Se brinda sin motivo. El menú lo pone BiBo, la fiesta la pones tú.

Hay quien en julio busca playa. Tú busca mesa. Que el ceviche enfría más que el ventilador y el brioche da más alegría que el chiringuito.

Lo importante es salir con la sensación de haber estado en varios países sin moverse del barrio.
Eso sí que es viajar sostenible. Y sin jet lag.

Ocho países, un lugar

Si algo está claro este verano es que el menú ocho países de BiBo Madrid va a dar más vueltas que el globo terráqueo. Así que no lo pienses mucho. Desde el 7 de julio de lunes a viernes, hay mundo nuevo en cada plato.

No hace falta estudiar gastronomía internacional para entenderlo. Solo hay que tener hambre.
Y si llegas al final diciendo “qué maravilla”, ya está. Has dado la vuelta al mundo y has vuelto mejor de lo que saliste.

¿Maleta? No. ¿Pasaporte? Tampoco. ¿Reserva en BiBo? Imprescindible. Porque este verano, el viaje empieza por el estómago.

En Tragabuches estamos a punto de dar un giro. Uno elegante, muy andaluz y con sabor a campo. Tradición, KM0 y sabor andaluz: así se reinventa Tragabuches.

A partir del 9 de julio en Marbella y del 16 en Madrid, decimos adiós (pero solo un poco) a la carta tradicional pero Andalucía, los ingredientes locales y las recetas con alma, siguen siendo los protagonistas.

Un viaje al origen, sin salir del restaurante

Tragabuches nació para rendir homenaje a lo que somos. Al aceite de oliva que sabe a sol. Al tomate que huele a huerta. Y al guiso que empieza con un sofrito lento. Porque el lujo está en lo simple. En el pan recién horneado. En el gazpacho frío que sabe a infancia. Y en ese estofado que huele a casa de abuela.

¿Y quién era Tragabuches?

Para los que no lo sepan, Tragabuches no es solo un nombre con arte. Fue un bandolero. De los de la sierra. Torero, cantaor y fugitivo. Dicen que mató por despecho, que escapó por amor y que vivió cantando por los caminos. Un personaje de leyenda. Andaluz hasta las cejas. Y si algo nos inspira de él, no es su vida delictiva. Es su autenticidad. Su libertad. Su forma de vivir sin pedir permiso. Así cocinamos aquí. Tragabuches no es un restaurante cualquiera. Es un homenaje vivo a Andalucía. A su historia, su tierra y su forma de sentarse a la mesa.

La pizarra del día: fresco, ligero y con acento del sur

En Tragabuches, el verano se escribe con tiza. Y sabe a mar. Cada día, nuestra carta se renueva con propuestas ligeras, frescas y llenas de sabor. No hablamos de platos pesados ni de guisos eternos. Aquí se viene a comer bien sin renunciar al verano. Con recetas que refrescan y productos que llegan directos del puerto o la huerta.

La pizarra marca el ritmo. Cambia según lo que traiga el mercado, según lo que brille esa mañana en la lonja. Porque si algo nos gusta en Tragabuches es cocinar lo que toca, cuando toca. Y todo, claro, con ese punto andaluz que se nota, pero no se impone. Ligero, pero con alma. Tragabuches se reinventa desde lo sencillo. Desde el producto. Desde la tradición. KM0 y sabor andaluz, servidos con elegancia y una sonrisa.

Alta cocina con alma de patio

Nuestro público es exigente. Le gusta comer bien. Pero también quiere autenticidad. Y eso es justo lo que ofrecemos. Esta nueva etapa no es menos sofisticada. Al contrario. Es un lujo que no se finge. Una elegancia que nace de la tierra. Porque Tragabuches siempre ha sido eso: un lugar donde la tradición se sube a la mesa con traje nuevo. Pero sin perder el acento.

Andalucía a bocados

Este nuevo concepto es, sobre todo, una declaración de amor. A nuestra tierra. A sus sabores. Y a la gente que los cultiva, pesca o elabora. Cada cucharada lleva un trozo de Andalucía. Cada plato cuenta una historia. Y cada día, esa historia cambia un poco. Porque tradición, KM0 y sabor andaluz: así se reinventa Tragabuches.

Si estás buscando una escapada diferente, lo tuyo es el camping y la cocina de BiBo Tarifa. Buen clima, aire libre, playas infinitas, buena comida y opciones para todos los gustos. Aquí no hace falta tienda de campaña. Puedes dormir cómodo, con estilo y rodeado de naturaleza. Y si además te gusta comer bien, estás en el sitio perfecto. Porque entre el campo y el mar, también se come de lujo.

Dormir en la cabaña Breña

Taiga Tarifa tiene varias opciones, pero la cabaña Breña es una de las más cómodas. Todo de madera, muy bien montada y con terraza incluida. Tiene cama doble, baño privado y una ducha con presión decente. Algo que se agradece después de un día de playa o sendero. El entorno es tranquilo, con árboles, sombra y vistas al cielo, ideal para desconectar. Si vienes en pareja o quieres paz, esta cabaña es buena idea. Camping en Tarifa sí, pero con confort.

Plan de día: entre olas y rutas

Tarifa tiene de todo. Puedes irte a la playa, hacer kitesurf o andar hasta que te canses. Y luego volver a descansar a la cabaña. La playa de Los Lances está a tiro de piedra. Arena blanca, viento fuerte y agua clara. Lleva sombrilla o acabarás cocido.

Si no te va el sol, hay rutas por el Parque Natural de la Breña. Se camina fácil, hay pinos, y huele a monte. También puedes alquilar bici o hacer paddle surf. Aquí se mueve todo el mundo. Si no haces algo, te aburres tú solo.

La clave del camping en Tarifa es combinar calma con actividad. Mañana de playa, tarde de paseo y noche de relax. Sin más.

Comer en BiBo Tarifa

A cinco minutos en coche tienes BiBo Tarifa. Si no te apetece cocinar ni encender una barbacoa, este sitio lo soluciona fácil. Una comida en BiBo te cambia el día. Buena atención, buen rollo y una terraza que da gusto. Ideal para rematar el plan de camping en Tarifa.

BiBo Tarifa te trae un plan que lo une todo: 4 noches en esta cabaña + comida o cena para dos en BiBo Tarifa. Planazo.

Consejos útiles para no fastidiarla

Lleva ropa cómoda. En Tarifa hace calor de día y puede refrescar por la noche, en BiBo Tarifa somos previsores y tenemos sudaderas con mucho rollo para ti. Pero lo más importante es que no te olvides de disfrutar. Suena a frase de taza, pero aquí sí aplica. Playa, siesta, cena y repetir. No hace falta más.

El camping en Tarifa tiene eso que buscas cuando quieres escapar sin irte muy lejos. Aire libre, sitio bonito, comida buena y planazos sin presión. Si además puedes dormir en la cabaña Breña y comer en BiBo Tarifa, ya lo tienes todo hecho. Solo queda apuntarlo en el calendario y reservar antes de que lo descubra todo el mundo.

Cuando el calor aprieta, no hay nada como unas buenas recetas veraniegas de Grupo Dani Garcia. Y si algo tienen en común Leña, Lobito de Mar, Tragabuches y BiBo, es que saben adaptarse al verano. Platos ligeros, frescos y sabrosos.

Verde que te quiero fresco

En BiBo Madrid, hay una ensalada de sandía, atún y kale frito que te refresca, crujiente, aliñada y con toque de ponzu. Perfecta para empezar. Si estás en BiBo Tarifa, el tartar de atún bipolar con soja blanca. Y ya que estás, no te pierdas al ceviche, cítrico, suave y más refrescante que un ventilador apuntando a la cara.

En Leña, incluso en verano, se come con ganas. El aguacate de Málaga a la brasa, pesto de cilantro joven y salpicón vegetal con queso feta. También una bonita ensalada de tomates con jugo de aceituna verde y hierbabuena ¿Y de postre? el espejismo de melocotón estofado con albahaca, helado de yogurt y ralladura de naranja.

En Lobito de Mar, si no pides arroz, te estás perdiendo lo mejor. El de pollo Coquelet, es un clásico y el de bogavante, no puedes saltártelo. No hace falta complicarse. Un buen fondo, el punto justo y marisco de verdad. Así se hacen las cosas en verano. Y así se disfruta.

Sopas frías con personalidad

En Tragabuches, el gazpacho no es rojo. Es rosa. El de cereza se lleva la palma. Fresquito, ácido, dulce y con un toque de aceite rico. También puedes probar el salmorejo, que no falla, y en verano, el cuerpo pide cosas así. Sopas frías, ligeras y con sabor es decir, recetas veraniegas de manual, con fruta, verdura y frescura.

Final dulce pero ligero

Después de tanto plato rico, algo fresquito. En Tragabuches, siempre tienen postres para bajar las revoluciones sin caer en coma. La tarta de queso es un clásico.

En BiBo y su sol de Marbella con sabor a naranja, azahar, puré de almendra Marcona y crema de naranja que te transportará a los jardines andaluces o Lobito de Mar, con su icónico Happy Hippo, fresco, dulce y cremoso. Lo justo para terminar con una sonrisa. Y en Leña y su Tarta di Rose acompañada de helado para compensar el calor de las brasas.

Porque sí, hasta los postres tienen su versión para el calor. Más suaves, más frescos y, sobre todo, menos pesados.

Este verano, las brasas de Leña Marbella se abren a una corriente de aire nuevo, un mestizaje entre Dubái, Japón, Brasil y Perú. Del 3 al 5 de julio, el restaurante de Dani García y SUSHISAMBA Dubái, incorporarán algunos de los platos más icónicos de sus restaurantes. Como clímax de esta conexión, el miércoles 3 de julio habrá un menú a cuatro manos firmado por Dani García y el chef residente de SUSHISAMBA Chef Lee, en una jornada irrepetible para los amantes de la alta cocina internacional.

Este a cuatro manos incluye una propuesta degustación compuesta por más de una docena de pases en los que se une la técnica de Leña y el universo de sabores de SUSHISAMBA. Desde aperitivos como el chawanmushi con erizo, el monaka de cangrejo Kegani o la quisquilla con mantequilla noisette y yuzu, hasta platos principales como el tiradito de hamachi, el anticucho de pulpo, el yakitori de albóndiga con yema de huevo, la lubina chilena, la langosta con yuzu kosho o la emblemática hamburguesa de Leña, el recorrido propone una fusión entre el producto de altísima calidad y el mestizaje de técnicas japonesas, latinas y mediterráneas. De postre, habrá una tarta de queso quemada por parte de SUSHISAMBA y la clásica tarta di rose de Leña como cierre perfecto. Las reservas para ya están abiertas y su precio con maridaje es de 250 € por persona.

Un poco de Asia en España

Durante los tres días, la colaboración se mantendrá viva a través de una selección de platos de SUSHISAMBA disponibles en carta, entre los que se incluyen elaboraciones como el tiradito de hamachi con ponzu de trufa y caviar, los tacos de tartar de bogavante con yuzu y aguacate, el yakitori de lubina chilena, el tartar de salmón sobre nori crujiente y caviar, o la tarta vasca de queso con maíz cancha y vainilla.

Esta colaboración coincide con un nuevo capítulo en la historia del restaurante. Leña Marbella continúa su crecimiento y amplía su espacio ocupando el antiguo local de BiBo Marbella. El nuevo salón suma 141 nuevas plazas, elevando la capacidad total del restaurante a 279 comensales. Incluye una espectacular barra central, diseñada como el nuevo corazón del local, ideal para disfrutar de una experiencia vibrante alrededor del fuego. El proyecto, firmado por el estudio Astet, mantiene el universo visual de Leña, con una atmósfera cálida, materiales nobles y una conexión directa con la esencia del fuego.

SUSHISAMBA, por su parte, con locales icónicos en Londres, Las Vegas y Dubái, es una de las marcas más reconocidas a nivel global en cocina de fusión y lujo contemporáneo. Su llegada a Marbella es también una declaración de intenciones sobre el lugar que la ciudad ocupa en el mapa gastronómico internacional.

Esta colaboración refuerza la proyección internacional de Leña, que con presencia ya en Marbella, Madrid, Dubái y Barcelona, continúa estableciendo puentes con referentes gastronómicos de todo el mundo. 

San Juan no es solo fuego y deseos lanzados al cielo. Pero seamos honestos, pedir deseos está bien, pero comer tu plato favorito, mejor. Hay quien escribe lo que quiere soltar en un papel y lo quema. En Grupo Dani García preferimos quemar lo que haga falta en la brasa. Lo importante es reunirse con los tuyos, reírse un poco y que la mesa esté llena. De platos, no de problemas.

Entre brasas, mariscos, cocas y arroces, San Juan tiene más menú que ritual. Si estás en Marbella o Madrid, cualquiera de estos restaurantes sirve como punto de encuentro. Si estás en Barcelona, cuidado: en Leña Barcelona la tradición es seria. Prueba la coca de llardons y se brinda con cava como manda la noche.

Fuego, salitre y una Coca bien puesta

La noche de San Juan es la excusa perfecta para encender una hoguera o una parrilla. En Leña, por ejemplo, el fuego está controlado pero el ambiente no tanto. El steak no necesita ritual. Solo hambre. Las costillas tienen más poder que cualquier conjuro.

Pero si lo tuyo es el mar, no hace falta ir a la playa a saltar olas. En Lobito de Mar, tanto en Marbella como en Madrid, el sabor a verano se sirve por raciones. Con un ceviche que despierta hasta el deseo más enterrado y un arroz que hace olvidar que no hay hoguera.

Y si en tu caso celebras en Barcelona, la coca de llardons con su crujiente perfecto se sirve con una copa de cava que entra sola. Y aunque no se pida un deseo en voz alta, uno siempre acaba pensando: “ojalá esto no se acabe nunca”.

Deseos que se mastican

Lo de pedir tres deseos mirando al fuego es muy bonito, pero en Tragabuches la cosa es más de pedir fuera de carta. Aquí los deseos se mastican. Se mojan con pan. Se sirven en cazuela.

La cocina tradicional tiene algo de magia, sobre todo si lleva fondo, horas y cariño. En San Juan, se vale pedir un guiso, un arroz o una ensaladilla y sentir que, por fin, estás donde tenías que estar. Sin fuegos artificiales. Solo con buena comida, y mejor vino.

En BiBo, en cambio, San Juan suena a música, se bebe frío y se come sin pensar demasiado. Brioche, guacamole al momento, algo japonés, algo andaluz. Aquí no se sigue una norma. Se improvisa, se prueba, se comparte. Que también es una forma de desear cosas nuevas.

No hace falta hoguera si hay sobremesa

La gente se pone seria con San Juan. Que si bañarse en el mar a medianoche, que si no mirar atrás, que si los deseos en papel reciclado. Nosotros creemos que no hace falta tanto. Basta con una mesa con amigos cerca y una sobremesa que se alargue toda la noche.

Y si estás en duda de dónde reservar, recuerda: Leña, Lobito de Mar, Tragabuches y BiBo son más fiables que cualquier ritual. En cualquiera de ellos, el deseo básico se cumple: comer rico y pasarlo bien.

A veces, el fuego está en la cocina. La magia, en el primer bocado. Y los nuevos comienzos, en una buena copa de vino, o de cava, si estás en Barcelona.

Así que este 23 de junio no tires tus deseos al mar. Tíralos sobre la mesa. Y celebra San Juan como toca: sin prisas, sin protocolos, y con el estómago lleno.

Después de cinco años de éxito, Leña Marbella sigue creciendo y enciende la chispa del verano con la ampliación de su espacio. Esta evolución eleva la experiencia gastronómica y consolida la visión del chef Dani García: un steakhouse innovador que une técnica, producto y vanguardia. Leña Marbella crece sin perder su esencia, convirtiéndose en un concepto más amplio, más ambicioso y con más fuego que nunca.

Con la llegada de los días largos y las noches más bonitas del año, el restaurante da un paso más en su evolución. Situado en el emblemático hotel Puente Romano, continúa su crecimiento con una importante ampliación de su espacio. El nuevo área ocupa el antiguo local de BiBo Marbella, una de las marcas más queridas del grupo. Esta incorporación refuerza la esencia creativa de Dani García y la eleva en un entorno más ambicioso, envolvente y espectacular.

La ampliación añade una capacidad extra para 141 personas, elevando el aforo total del restaurante hasta los 279 comensales. Esta cifra incluye la zona lounge y el bar, dos espacios clave en la experiencia Leña. Además de más espacio, se incorporan novedades importantes, como una barra central imponente que se convierte en el corazón de la sala. Esta barra está pensada para ofrecer una experiencia única e inmersiva en Marbella.

Leña está que arde en Marbella

El diseño del nuevo espacio ha sido creado por el estudio Astet, responsable del interiorismo de todos los restaurantes Leña. Este estudio ha firmado los espacios de Marbella, Madrid, Barcelona y Dubái, manteniendo una identidad visual coherente e icónica. El nuevo diseño potencia ese lenguaje ya reconocible, haciendo de Leña un verdadero referente internacional. Inspirado en lo ancestral y lo primitivo, utiliza materiales como la madera y la piedra. También juega con una paleta cromática dominada por los negros y una iluminación tenue. Todo ello crea una atmósfera sensorial que conecta directamente con la esencia del fuego.

En cuanto a la propuesta gastronómica, Leña Marbella mantiene su equilibrio entre producto y técnica, con una cocina centrada en el arte de cocinar sobre brasas. En este universo, el fuego es el gran protagonista, realzando los sabores puros con el aroma del humo. La parrilla se transforma verduras, mariscos, pescados y cortes nobles de carne. Todo ello se convierte en una experiencia sensorial completa, en la que cada plato habla con intensidad.

Desde sus entradas vegetales como el puerro asado o el aguacate de Málaga a la brasa, la carta es un homenaje al sabor. El pesto de cilantro, el salpicón vegetal y el queso feta aportan frescura y contrastes. También brillan los yakipinchos, como el de meatball de pollo con ralladura de limón. Por supuesto, no puede faltar su icónica Burger, un clásico que marcó el inicio de todo. Entre los platos principales destacan la lubina a la parrilla o el Tomahawk de ternera. También el ribeye de vaca vieja y el lomo de wagyu A5, que es todo un espectáculo.

Impulsado por el fuego de unas brasas que nunca se apagan, Leña sigue creciendo sin perder su esencia. Esta ampliación consolida su presencia en Marbella y reafirma el éxito de un concepto único. Leña no solo es un restaurante, es una forma de entender la cocina, el fuego y la experiencia. Con sedes en Marbella, Madrid, Dubái y una reciente apertura en Barcelona, se ha consolidado como un referente internacional. Muy pronto, su inconfundible propuesta llegará también a Miami, Mallorca e Ibiza. Así continúa su expansión, llevando el alma de las brasas por todo el mundo.

Hay palabras que, juntas, son una garantía de felicidad mediterránea: Lobito de mar, Madrid, arroz. Y ahora, con el nuevo menú “A toda vela”, la promesa se cumple plato a plato. Una propuesta pensada para quienes disfrutan del mar en la mesa de lunes a viernes en horario de almuerzo, sin complicaciones pero con mucho sabor. En Lobito de Mar Madrid, A toda vela, sorprende con una selección de entrantes, principales y postre que combinan tradición, originalidad y mucho producto.

Un arranque por todo lo alto

Todo comienza con una ensaladilla rusa de anguila ahumada. Sí, ensaladilla. Pero no cualquiera. Cremosa, sabrosa, y con ese punto ahumado que lo cambia todo. No da tiempo ni a mirar a los lados: desaparece del plato antes de que alguien pueda pedir repetir. Le siguen unas croquetas mixtas, pequeñas bombas de sabor donde lo clásico y lo marino se dan la mano. Luego llegan las chirlas salteadas con vino manzanilla, ese tipo de plato que pide pan y silencio, con un olor que lo dice todo antes del primer bocado. Y para redondear la jugada, una baby burger de atún con canónigos. Pequeña, jugosa y con ese equilibrio que solo se consigue cuando alguien ha hecho muchas pruebas hasta dar con la combinación perfecta.

El momento decisivo

Aquí toca elegir. Y no es fácil. Hay cuatro principales que compiten por el protagonismo. Para los amantes del pescado, un lomo de lubina a la brasa que entra solo, con ese punto justo de cocción y la piel crujiente que suena al cortarla. Otra opción: carpaccio de chuletón de atún con huevos fritos al ajillo. Un plato sorprendente, con juego de texturas, aroma a ajo y ese punto rebelde que alegra cualquier día. Y por supuesto, lo que no puede faltar en una ecuación que incluya Lobito de mar, Madrid, arroz: el arroz seco de marisco y pescado. Con sabor intenso, grano suelto, y ese fondo que te hace cerrar los ojos al probarlo. Un cuarto principal que entra en escena: arroz al sarmiento de pollo coquelet. Con ese sabor ahumado que solo se consigue con brasas de verdad, y un pollo que se deshace, tierno y sabroso. La elección no es fácil, pero el resultado siempre es redondo.

Un final que sabe a gloria

Y como todo buen menú, el final está a la altura del resto. Una tarta de queso fresco que pone el broche perfecto sin empalagar. Ligera, cremosa y con ese punto lácteo que recuerda a la tarta de toda la vida, pero con el toque justo para querer volver solo por ella.

En Lobito de Mar Madrid, “A toda vela” es, en esencia, un menú pensado para disfrutar del mar en cada plato. Para quienes saben que las mejores comidas no necesitan mucha explicación, solo buenos productos, un entorno agradable y las manos de un equipo que entiende de cocina con alma. Si hay algo claro, es que con propuestas como esta, Lobito de mar, Madrid, arroz no es solo una frase bonita: es una invitación irresistible.

En Leña Barcelona, las brasas no son lo único que arde. A partir de las nueve y hasta la una de la madrugada, los viernes se transforman en un ritual incendiario donde el fuego se mezcla con ritmos que queman la pista. Barcelona tiene mil planes, pero solo uno lleva el nombre de Leña y la temperatura exacta para convertir tu viernes en el momento más salvaje del fin de semana. Leña Barcelona presenta su nuevo ciclo: Barcelona by Night. Cada viernes, DJ Akihiller Kiyani enciende la cabina, pero no lo hace solo. Se rodea de fieras. El 23, Alice Deren. El 30, Hermansen. El 6 de junio, Isma. El 13, Dark Feel. El 20, Assil. El 27, Dark Feel de nuevo. Y en julio, el 4 vuelve Hermansen y el 11 aterriza Martista. Si no sabes quiénes son, no importa. Solo ven y quédate a vivirlo.

Una cabina en llamas

El DJ residente es Akihiller Kiyani. No es un nombre. Es una advertencia. Cuando entra en escena, lo hace sin pedir permiso. Su música atraviesa el comedor de Leña Barcelona, trepa por las paredes, y se cuela hasta los huesos. Leña se conviernte un templo donde el humo huele a carne pero también a neón y a fines de semana con resaca de estilo. Los invitados no vienen a cubrir expediente. Alice Deren es potencia fina. Hermansen, un kamikaze de los bajos. Isma, el groove de la vieja escuela bien vestido. Dark Feel pone la oscuridad que algunos necesitan para desinhibirse sin dar explicaciones. Assil viene con ritmos que no entienden de etiquetas. Martista te hace cerrar los ojos y olvidarte del móvil. Y mientras tanto, el DJ residente mantiene todo en su punto de ebullición.

El sonido en Leña Barcelona está diseñado para que no haga falta hablar. La música se siente y las brasas acompañan. Y sí, también hay copas, las que quieras, como quieras. Pero lo importante es el ritmo. No hay carta que valga si no te levantas de la silla. Aquí vienes a cenar, sí, pero luego te conviertes en algo más. Uno de esos cuerpos que no tienen prisa por irse.

Quemar sin pedir perdón

El plan está claro: viernes, 21:00. Empieza el juego. Te sientas, pides tu burger y miras alrededor. El ambiente es brutal. Hay moda, hay actitud. Esto es una pista encubierta en medio de un restaurante de alta tensión. Y eso lo cambia todo. Porque mientras tú decides entre un cóctel o un trago largo, el beat sube sin que te des cuenta. Y cuando lo notas, ya es tarde. Estás dentro. Ya no puedes no moverte.

Aquí se viene a romper la semana. A quemar el cansancio en una sesión donde no hay etiquetas. Solo música, luces bajas, fuego en las brasas y gente que no quiere que le apaguen la noche. Si pensabas que Leña era solo un restaurante de carnes al fuego, ven un viernes. Vas a tener que repensarlo todo. En Barcelona, hay sitios para cenar. Sitios para bailar. Y luego está Leña.

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El 28 de mayo no es un día cualquiera. Es el Día Internacional de la Burger, una fecha que rinde homenaje a uno de los bocados más icónicos y queridos del mundo. Pero si hablamos de burgers que realmente dejan huella, hay una que brilla con luz propia: la burger que le dio sentido a todo de Leña. Esta creación se ha convertido en un referente en Leña Marbella, Leña Madrid y Leña Barcelona, y es mucho más que carne entre panes. Es una experiencia que despierta todos los sentidos y redefine lo que significa disfrutar de una auténtica burger.

Una Obsesión por la Perfección

Desde sus inicios, Leña ha tenido una misión clara: hacer de la burger el plato más característico de Leña. No se trata solo de usar los mejores ingredientes, sino de llevar cada detalle a un nuevo nivel. Todo empieza con la carne, seleccionada cuidadosamente para lograr ese equilibrio perfecto entre jugosidad y sabor. Luego, se combina con un pan que es mucho más que un simple soporte: es el lienzo que enmarca cada bocado, suave por dentro y ligeramente crujiente por fuera, acompañado de queso Havarty y la guinda el pastel, la icónica salsa Bull de Dani Garcia. Pero lo que realmente marca la diferencia es el fuego. Ese toque de parrilla que le da a cada burger de Leña ese sabor ahumado y profundo que solo se consigue cuando la llama se convierte en un ingrediente más.

Más que una Burger, una Experiencia

La burger bull de Leña no es solo una burger, es una declaración de principios. Es el resultado de años de pasión y dedicación, de chefs que viven y respiran el arte de la parrilla. Cada vez que se sirve en Leña Marbella, Leña Madrid o Leña Barcelona, se cuenta una historia de fuego, de tradición y de innovación. Es una experiencia que comienza con el primer aroma que sale de la cocina, que te envuelve cuando el plato llega a la mesa y que culmina con ese primer bocado que te hace cerrar los ojos y suspirar. Porque comer en Leña es eso: una experiencia que se vive con todos los sentidos.

Así que este 28 de mayo, celebra el Día Internacional de la Burger como se merece. Déjate llevar por el sabor inconfundible de la Bull, una burger que no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma. Porque si hay algo que sabemos en Leña, es que las mejores historias se escriben al calor del fuego.