Hay sabores que no necesitan presentación. Basta con probarlos una vez para que se queden en la memoria. Y si hay una tierra donde el sabor es identidad, esa es Andalucía. Su aceite, su atún, sus tomates, sus vinos… no son solo ingredientes: son cultura, son raíz, son el alma de una cocina que no entiende de prisas ni de artificios. Y en los restaurantes de Grupo Dani García, esa alma se sirve a diario, plato a plato, rincón a rincón. Andalucía se saborea en cada plato, y esa es la promesa que conecta todos los espacios del grupo: desde la brasa elegante de Leña hasta la frescura salina de Lobito de Mar, pasando por la fusión viajera de BiBo y la tradición con acento del sur de Tragabuches.

El oro líquido que todo lo transforma

Empecemos por lo más esencial: el aceite de oliva virgen extra. En Grupo Dani García se utiliza como se usa el cariño en la cocina de una madre: en todo. Procedente de almazaras andaluzas seleccionadas, este AOVE no solo cocina, también adereza, termina platos, perfuma sopas frías y potencia sabores.

Una tostada con tomate en Tragabuches, una ensaladilla en Lobito de Mar o un tartar en BiBo… todos se elevan cuando el aceite es el correcto. No se trata de cantidad, sino de carácter. Y el de Andalucía tiene mucho.

Atún rojo: el embajador del mar andaluz

El atún rojo es otra de esas joyas que se sirven con orgullo. En BiBo se presenta en tartares atrevidos y brioche juguetones. En Lobito de Mar, se respeta su esencia: carpaccios finos, burgers delicadas, lomos perfectos. Siempre tratado con respeto, siempre protagonista. Porque cuando un producto es así de noble, solo hay que saber cuándo parar.

Y ese es el secreto andaluz: no disfrazar lo que ya es bello.

Tomates con historia, pan con oficio

El tomate de la huerta andaluza, carnoso, dulce, ligeramente ácido, es uno de esos ingredientes que, con solo sal y aceite, ya lo dicen todo. En Tragabuches, por ejemplo, se convierte en gazpacho, salmorejo o ensalada con ventresca. Pero sobre todo, en recuerdo. A infancia, a campo, a verano eterno.

Y qué decir del pan andaluz. Artesano, crujiente, con miga que invita a mojar. Ese que no se deja a un lado del plato, sino que se convierte en parte del ritual. En Leña, acompaña carnes. En Lobito, recoge salsas marinas. En Tragabuches, se moja en el fondo de un guiso.

Quesos, chacinas y dulces con acento

El queso payoyo, la caña de lomo ibérica, el jamón de bellota… productos que hablan con acento del sur y que abren el apetito solo con nombrarlos. Se sirven con mimo, con cortes precisos y sin añadir más que una buena copa para acompañar.

Y para cerrar, los dulces. Desde una tarta de queso cremosa hasta un helado de aceite de oliva o un tocino de cielo con cítricos. Porque Andalucía también se expresa en el postre. Con tradición, con azúcar, y con ese punto justo que te hace decir: “un poco más, por favor”.

La tierra como bandera

En los restaurantes del Grupo Dani García, no se habla de km 0 como una moda. Se vive como una declaración de principios. Los productos andaluces no solo están presentes: son el centro. Porque no hay vanguardia sin raíz. Y no hay cocina con alma sin respeto al origen. Andalucía se saborea en cada plato, y ese sabor no es solo una cuestión de gusto. Es emoción, es historia, es pertenencia. Y en cada bocado, el sur se vuelve universal.

Si eres de los que revisan su horóscopo antes de salir de casa o te sabes de memoria tu carta astral, este artículo es para ti. Porque no es lo mismo ser un Leo con hambre que un Cáncer en busca de confort food. Y si hay algo que Dani García sabe hacer bien (además de cocinar como los ángeles), es tener un restaurante para cada gusto, cada momento… y sí, también para cada signo.

¿Quieres saber cuál de los restaurantes del universo Dani García —Leña, Bibo, Tragabuches o Lobito de Mar— es tu match gastronómico ideal? Sigue leyendo, porque el zodiaco tiene algo que decirte.

Acuario (20 de enero – 18 de febrero)

Creativos, distintos y con alma libre, los Acuario necesitan algo fresco, ligero y fuera de lo común. Lobito de Mar tiene esa esencia del sur, del mar y de la libertad. Tapas marineras, cocina costera y una carta que cambia según lo que trae la marea. ¡Perfecto para espíritus libres!

Piscis (19 de febrero – 20 de marzo)

Sensibles, románticos y amantes del agua, los Piscis van a encontrar su refugio en Lobito de Mar. Aquí todo fluye: el ambiente, la carta, los sabores del mar. Es el sitio ideal para dejarse llevar, soñar un poco y saborear la vida sin prisas.

Aries (21 de marzo – 19 de abril)

Valientes, impulsivos y con un carácter de fuego, los Aries necesitan un restaurante con fuerza, personalidad y, por supuesto, brasas. Por eso, si eres Aries, Leña es tu sitio. El fuego, la intensidad de los sabores ahumados y la carne hecha al punto perfecto te conquistarán desde el primer bocado. Aquí no se viene a dudar: se viene a devorar.

Tauro (20 de abril – 20 de mayo)

Los Tauro son amantes del placer, del confort y de todo lo que tenga un toque de tradición con elegancia. Tragabucheses el restaurante de Dani García que rinde homenaje a las raíces, a los guisos de siempre y a los productos de temporada. Ideal para los que no tienen prisa y disfrutan cada cucharada como si fuera la última.

Géminis (21 de mayo – 20 de junio)

Géminis es el signo más curioso y divertido del zodiaco. Nunca paran quietos, y eso también se nota en el paladar. Por eso, si eres Géminis, tu sitio es Bibo. Un viaje gastronómico sin escalas, lleno de sabores del mundo, platos para compartir y una atmósfera con mucho rollo. ¿Un ceviche por aquí? ¿Un brioche por allá? En Bibo, no tienes que elegir solo una cosa. ¡Como a ti te gusta!

Cáncer (21 de junio – 22 de julio)

Emotivos, familiares y amantes de los sabores que les recuerdan a casa, los Cáncer necesitan un restaurante que abrace. Tragabuches vuelve a aparecer porque, sinceramente, pocos sitios tienen esa combinación de tradición, mimo y calidez. Un arroz con navajas, un guiso como el de la abuela, y una copa de vino mirando el mar (si estás en Marbella) y ya tienes el plan perfecto.

Leo (23 de julio – 22 de agosto)

Los Leo necesitan brillar. Siempre. Son intensos, teatrales y les encanta lo mejor de lo mejor. Si eres Leo, no puedes dejar pasar la experiencia de ir a Leña. Desde su diseño espectacular hasta sus cortes premium, aquí todo está pensado para impresionar. Y tú, que amas ser el centro de atención, estarás en tu salsa.

Virgo (23 de agosto – 22 de septiembre)

Organizados, detallistas y amantes de lo natural, los Virgo buscan una experiencia donde el producto hable por sí solo. Lobito de Mar es el lugar ideal para ellos: mariscos fresquísimos, pescado del día y un ambiente relajado pero sofisticado. Sin artificios, pero con todo el sabor.

Libra (23 de septiembre – 22 de octubre)

Los Libra son sociables, coquetos y amantes de la estética. Necesitan un sitio bonito, con buena vibra, y platos que entren por los ojos. Bibo lo tiene todo: una decoración de revista, una carta variada y un ambiente que invita a la charla, al brindis y a la foto perfecta para Instagram.

Escorpio (23 de octubre – 21 de noviembre)

Misteriosos, intensos y apasionados, los Escorpio necesitan un restaurante con carácter, donde los sabores no pasen desapercibidos. Leña es perfecto para ellos, con su estética sofisticada, su cocina potente y su toque dark. Si eres Escorpio, aquí te vas a sentir como en casa.

Sagitario (22 de noviembre – 21 de diciembre)

Viajeros del zodiaco, los Sagitario buscan experiencias nuevas y emocionantes. Para ellos, Bibo es un parque de atracciones gastronómico: cocina de todos los rincones del mundo, un menú cambiante y un espíritu aventurero. Ideal para paladares sin miedo.

Capricornio (22 de diciembre – 19 de enero)

Clásicos, sobrios y amantes de la excelencia, los Capricornio sabrán valorar la propuesta de Tragabuches. Cocina con raíz, platos honestos y una puesta en escena que no necesita excesos. Aquí lo importante es la calidad, como a ellos les gusta.

Entonces, ¿a qué restaurante de Dani García deberías ir según tu signo del zodiaco? Ya tienes la respuesta estelar. Ahora solo falta que reserves y dejes que el destino (y el paladar) hagan el resto.

¿Y tú? ¿Estás de acuerdo con lo que dice tu signo? ✨

En Leña, el fuego no es solo una técnica; es una filosofía. Cada brasa, cada llama, cada pieza de carne que llega a tu mesa es una historia bien contada. Y en esa historia, el punto de cocción de la carne es protagonista. Tan importante como el origen del producto o el tipo de corte.

Hoy te llevamos al corazón de la parrilla. Vamos a explorar cuáles son los puntos de la carne, cómo identificarlos y, sobre todo, cuál es el mejor punto de cocción de la carne según los expertos.

¿Cuáles son los puntos de la carne?

La carne no tiene un solo final feliz. Tiene varios. Depende del gusto, del corte, del tipo de animal y, por supuesto, del comensal. Pero en general, los diferentes puntos de la carne se dividen en cinco grandes categorías:

1. Raw (muy poco hecha)

Roja, casi cruda, caliente solo por fuera. Se cocina a fuego muy fuerte durante pocos segundos por cada lado. El interior se mantiene prácticamente intacto. Es ideal para cortes muy tiernos y de altísima calidad.

2. Poco hecha

Sellada por fuera, roja por dentro. La textura es suave, jugosa, y el sabor, muy intenso. En Leña, este punto es un favorito entre los que buscan la experiencia más pura de la carne.

3. Al punto menos

Una capa exterior dorada, un interior rojo-rosado que se deshace en la boca. Es uno de los puntos más recomendados por los parrilleros. ¿Cuál es el mejor punto de la carne? Muchos dirán que este.

4. Al punto

Aquí el centro es rosado, más firme, pero todavía jugoso. La caramelización exterior se vuelve más evidente. Ideal para quienes no quieren extremos, sino equilibrio.

5. Al punto más / tres cuartos

La carne pierde casi todo el color rosado. La textura es firme, el sabor es más concentrado. Es un punto respetado, sobre todo para cortes más grasos.

6. Hecha / bien cocida

Totalmente cocinada. Marrón por dentro, sin jugo visible. Aunque no es el punto más popular entre los chefs, sigue siendo una elección válida. En Leña, incluso este punto se respeta con mimo y técnica.

¿Cuántos puntos de cocción tiene la carne?

Técnicamente, hablamos de seis. Pero en la práctica, cada uno tiene sus matices. En Leña no solo se cocina al gusto, sino al detalle. Porque entre un “al punto menos” y un “punto” puede haber un mundo de diferencia si se hace con precisión.

¿Cómo saber si la carne está en su punto?

En casa, puedes guiarte por el tacto, por la temperatura interior o por el color al corte. Pero en Leña, dejamos que hablen las brasas y la experiencia. Cada cocinero conoce su fuego. Sabe cuándo girar, cuándo dejar reposar, cuándo servir. La carne se escucha, se mira, se huele. Y solo entonces, se corta.

¿Cuál es el mejor punto de cocción de la carne?

No hay una única respuesta. Todo depende del tipo de corte, de su infiltración de grasa y del resultado que busques. Sin embargo, si preguntas al equipo de Leña, la mayoría coincidirá en que el punto perfecto suele ser el «al punto menos». Ahí la carne está jugosa, cálida y expresiva. Tiene carácter, pero también ternura.

¿Por qué es tan importante el punto de cocción?

Porque cambia todo. Textura, sabor, aroma. Un chuletón poco hecho no transmite lo mismo que uno bien cocido. Y en Leña, donde cada corte se selecciona con lupa y se trabaja al fuego con devoción, el punto de cocción de la carne es lo que transforma un plato en una experiencia.

Pide tu carne como quieras. Pero hazlo con intención.

En Leña respetamos todos los gustos. Si te gusta la carne bien hecha, la haremos con cariño. Si prefieres el corazón rojo y jugoso, sabremos darte lo que buscas. Porque los distintos puntos de la carne no son una regla fija, sino una carta abierta. Y tú eliges cómo escribirla.

Hay cosas que saben a verano. Y luego está el arroz de Lobito de Mar. Si te preguntas dónde comer arroz en Marbella o en Madrid, este es el sitio. Aquí, el Mediterráneo se cuela en cada grano. En cada cazuela. En cada cucharada. Un arroz que habla del mar, del fuego y de esa cocina que se saborea en buena compañía, entre risas, bajo el sol o con copa en mano.

Porque hay arroces y arroces. Pero en Lobito de Mar, los hay que se quedan en la memoria. De esos que quieres volver a comer incluso antes de terminar el plato. Ya sea en Marbella, este es el templo para los que buscan algo más que arroz. Aquí empieza el viaje.

Arroces secos: sabor a brasas y verano

Hay algo muy especial en un arroz seco bien hecho. Ese momento en que el fondo se convierte en costra crujiente. Ese aroma que se mete por la nariz y no se olvida. En Lobito de Mar, los secos son una declaración de intenciones.

El de T-Bone de atún de Almadraba es puro atrevimiento. Un arroz que mezcla mar y brasas. Que juega con la potencia del atún y lo convierte en algo único. Luego está el clásico: el de pescado y marisco, un mar en miniatura. Con todo lo que nos gusta: sabor, textura y ese fondo que te hace cerrar los ojos.

Perfecto para comer arroz en Marbella después de una mañana de playa. O para sentarte en una terraza en Madrid y olvidarte del mundo.

Arroces al sarmiento: fuego, humo y personalidad

Hay arroces que no se olvidan. Y luego están los arroces al sarmiento de Lobito. Son arroces que se cocinan al humo de la vid. Que se impregnan de un aroma inconfundible. Que son intensos. Diferentes. Con alma.

El de pollo Coquelet es una versión refinada de lo tradicional. El de costilla ibérica y setas es un viaje a la montaña, con toque rústico. El de anguila ahumada, lardo y nori crujiente es pura fantasía: un arroz que podría ser japonés, pero que sabe a Andalucía. Y el más carnívoro de todos, el de chuleta de vaca, es rotundo, jugoso y perfecto para compartir.

En Madrid, en una comida con amigos. O en Marbella, después de un baño de sol. Comer arroz en Madrid o en la costa nunca había sido tan emocionante.

Arroces melosos: cucharadas de placer

Los arroces melosos son como un abrazo. Cremosos, profundos, elegantes. Cucharada a cucharada, te llevan a otro lugar. Y si tienen marisco, aún mejor.

El de langostinos de Sanlúcar con trompetas de la muerte combina lo mejor del sur y el bosque. Es pura armonía. El de gamba alistada de Huelva lleva las mismas setas negras, pero con más intensidad marina. Y el favorito de muchos: el de bogavante, un clásico con mayúsculas. Goloso, potente, inolvidable.

Perfectos para los que buscan algo más que arroz. Para quienes entienden el verano como una sucesión de platos compartidos. Para quienes saben que la vida se celebra a fuego lento.

Comer arroz en Marbella y Madrid, todo el año

No importa si es agosto o noviembre. Porque en Lobito de Mar, el arroz no entiende de estaciones. Sabe a mar en Marbella. Sabe a recuerdo en Madrid. Y, sobre todo, sabe a Dani García. A su forma de entender la cocina. A ese equilibrio entre lo tradicional y lo sorprendente.

Comer arroz en Marbella o Madrid es un plan que huele a brasas, que se sirve en cazuela y que empieza con una copa y acaba con una sonrisa.

¿Dónde vas a comer arroz este verano? En Lobito de Mar, claro.

Ocho países, un pasaporte imaginario y ninguna maleta. Así es el nuevo menú de BiBo Madrid, que llega justo a tiempo para comerse el verano sin despegar.
Aquí no se pide visado, solo hambre. Porque ocho países no es un menú cualquiera, es una vuelta al mundo que empieza en julio y acaba con arroz con leche.
El verano ya está aquí, y tú sin plan. Pues ya tienes uno: ir a BiBo, sentarte tranquilo y comerte el planeta en menos de dos horas.

El mundo cabe en una mesa

El menú ocho países no tiene escalas largas ni overbooking, solo sabor. Entras en BiBo Madrid y, sin darte cuenta, estás en México. Luego Perú, luego Japón… y de repente estás mojando pan en España. Sin moverte del sitio.
No hay guía turístico, pero sí hay guacamole que se hace al momento. Y langostinos Robuchon que parecen susurrar “bonjour” al primer bocado.

Lo mejor es que puedes ir sin pasaporte. Solo necesitas ganas de probar cosas nuevas.
Y si eres de los que se ponen nerviosos con tanto cambio, tranquilo: al final siempre llega Italia a poner orden. La pasta viene con torreznos, y no, no se puede explicar. Se prueba y punto.

BiBo tiene esa magia de convertir una comida en un paseo por medio planeta. Pero sin el estrés del aeropuerto y con aire acondicionado.

El truco está en no pensarlo demasiado

Hay quien lee la carta y se bloquea. Aquí no. En el menú ocho países, viene todo pensado. Te sientas, dices “sí” y ya está. Es como una degustación sin protocolo. Llega un plato, lo pruebas. Te gusta. Llega otro, lo pruebas. Te gusta más. Y así hasta el postre.

El truco está en no pensarlo. Tú déjate llevar. Que si ceviche, que si brioche, que si tartar. No preguntes, mastica. Y si te sorprende una ensaladilla rusa con huevo de codorniz, sonríe. Aquí el mundo cabe en una ración.

BiBo Madrid no quiere que estudies la carta como si fuera un examen. Solo que disfrutes como si te hubieras ido de Erasmus sin dejar tu silla. Y cuando crees que ya no puedes más, aparece India. Con arroz con leche, claro. Pero no como lo imaginas. Más cremoso, más fresco, más… BiBo.

Verano, comida y risas: el plan infalible

El verano pide terraza, algo fresquito y un menú que te saque una carcajada. Eso lo tiene BiBo de sobra. El nuevo menú ocho países está pensado para que no hables de calor, hables de comida. Que siempre da más alegría.

Y si vas con amigos, mejor. Esto se disfruta en grupo. Se comenta cada plato. Se pelea por el último bocado. Se brinda sin motivo. El menú lo pone BiBo, la fiesta la pones tú.

Hay quien en julio busca playa. Tú busca mesa. Que el ceviche enfría más que el ventilador y el brioche da más alegría que el chiringuito.

Lo importante es salir con la sensación de haber estado en varios países sin moverse del barrio.
Eso sí que es viajar sostenible. Y sin jet lag.

Ocho países, un lugar

Si algo está claro este verano es que el menú ocho países de BiBo Madrid va a dar más vueltas que el globo terráqueo. Así que no lo pienses mucho. Desde el 7 de julio de lunes a viernes, hay mundo nuevo en cada plato.

No hace falta estudiar gastronomía internacional para entenderlo. Solo hay que tener hambre.
Y si llegas al final diciendo “qué maravilla”, ya está. Has dado la vuelta al mundo y has vuelto mejor de lo que saliste.

¿Maleta? No. ¿Pasaporte? Tampoco. ¿Reserva en BiBo? Imprescindible. Porque este verano, el viaje empieza por el estómago.

En Tragabuches estamos a punto de dar un giro. Uno elegante, muy andaluz y con sabor a campo. Tradición, KM0 y sabor andaluz: así se reinventa Tragabuches.

A partir del 9 de julio en Marbella y del 16 en Madrid, decimos adiós (pero solo un poco) a la carta tradicional pero Andalucía, los ingredientes locales y las recetas con alma, siguen siendo los protagonistas.

Un viaje al origen, sin salir del restaurante

Tragabuches nació para rendir homenaje a lo que somos. Al aceite de oliva que sabe a sol. Al tomate que huele a huerta. Y al guiso que empieza con un sofrito lento. Porque el lujo está en lo simple. En el pan recién horneado. En el gazpacho frío que sabe a infancia. Y en ese estofado que huele a casa de abuela.

¿Y quién era Tragabuches?

Para los que no lo sepan, Tragabuches no es solo un nombre con arte. Fue un bandolero. De los de la sierra. Torero, cantaor y fugitivo. Dicen que mató por despecho, que escapó por amor y que vivió cantando por los caminos. Un personaje de leyenda. Andaluz hasta las cejas. Y si algo nos inspira de él, no es su vida delictiva. Es su autenticidad. Su libertad. Su forma de vivir sin pedir permiso. Así cocinamos aquí. Tragabuches no es un restaurante cualquiera. Es un homenaje vivo a Andalucía. A su historia, su tierra y su forma de sentarse a la mesa.

La pizarra del día: fresco, ligero y con acento del sur

En Tragabuches, el verano se escribe con tiza. Y sabe a mar. Cada día, nuestra carta se renueva con propuestas ligeras, frescas y llenas de sabor. No hablamos de platos pesados ni de guisos eternos. Aquí se viene a comer bien sin renunciar al verano. Con recetas que refrescan y productos que llegan directos del puerto o la huerta.

La pizarra marca el ritmo. Cambia según lo que traiga el mercado, según lo que brille esa mañana en la lonja. Porque si algo nos gusta en Tragabuches es cocinar lo que toca, cuando toca. Y todo, claro, con ese punto andaluz que se nota, pero no se impone. Ligero, pero con alma. Tragabuches se reinventa desde lo sencillo. Desde el producto. Desde la tradición. KM0 y sabor andaluz, servidos con elegancia y una sonrisa.

Alta cocina con alma de patio

Nuestro público es exigente. Le gusta comer bien. Pero también quiere autenticidad. Y eso es justo lo que ofrecemos. Esta nueva etapa no es menos sofisticada. Al contrario. Es un lujo que no se finge. Una elegancia que nace de la tierra. Porque Tragabuches siempre ha sido eso: un lugar donde la tradición se sube a la mesa con traje nuevo. Pero sin perder el acento.

Andalucía a bocados

Este nuevo concepto es, sobre todo, una declaración de amor. A nuestra tierra. A sus sabores. Y a la gente que los cultiva, pesca o elabora. Cada cucharada lleva un trozo de Andalucía. Cada plato cuenta una historia. Y cada día, esa historia cambia un poco. Porque tradición, KM0 y sabor andaluz: así se reinventa Tragabuches.

Cuando el calor aprieta, no hay nada como unas buenas recetas veraniegas de Grupo Dani Garcia. Y si algo tienen en común Leña, Lobito de Mar, Tragabuches y BiBo, es que saben adaptarse al verano. Platos ligeros, frescos y sabrosos.

Verde que te quiero fresco

En BiBo Madrid, hay una ensalada de sandía, atún y kale frito que te refresca, crujiente, aliñada y con toque de ponzu. Perfecta para empezar. Si estás en BiBo Tarifa, el tartar de atún bipolar con soja blanca. Y ya que estás, no te pierdas al ceviche, cítrico, suave y más refrescante que un ventilador apuntando a la cara.

En Leña, incluso en verano, se come con ganas. El aguacate de Málaga a la brasa, pesto de cilantro joven y salpicón vegetal con queso feta. También una bonita ensalada de tomates con jugo de aceituna verde y hierbabuena ¿Y de postre? el espejismo de melocotón estofado con albahaca, helado de yogurt y ralladura de naranja.

En Lobito de Mar, si no pides arroz, te estás perdiendo lo mejor. El de pollo Coquelet, es un clásico y el de bogavante, no puedes saltártelo. No hace falta complicarse. Un buen fondo, el punto justo y marisco de verdad. Así se hacen las cosas en verano. Y así se disfruta.

Sopas frías con personalidad

En Tragabuches, el gazpacho no es rojo. Es rosa. El de cereza se lleva la palma. Fresquito, ácido, dulce y con un toque de aceite rico. También puedes probar el salmorejo, que no falla, y en verano, el cuerpo pide cosas así. Sopas frías, ligeras y con sabor es decir, recetas veraniegas de manual, con fruta, verdura y frescura.

Final dulce pero ligero

Después de tanto plato rico, algo fresquito. En Tragabuches, siempre tienen postres para bajar las revoluciones sin caer en coma. La tarta de queso es un clásico.

En BiBo y su sol de Marbella con sabor a naranja, azahar, puré de almendra Marcona y crema de naranja que te transportará a los jardines andaluces o Lobito de Mar, con su icónico Happy Hippo, fresco, dulce y cremoso. Lo justo para terminar con una sonrisa. Y en Leña y su Tarta di Rose acompañada de helado para compensar el calor de las brasas.

Porque sí, hasta los postres tienen su versión para el calor. Más suaves, más frescos y, sobre todo, menos pesados.

San Juan no es solo fuego y deseos lanzados al cielo. Pero seamos honestos, pedir deseos está bien, pero comer tu plato favorito, mejor. Hay quien escribe lo que quiere soltar en un papel y lo quema. En Grupo Dani García preferimos quemar lo que haga falta en la brasa. Lo importante es reunirse con los tuyos, reírse un poco y que la mesa esté llena. De platos, no de problemas.

Entre brasas, mariscos, cocas y arroces, San Juan tiene más menú que ritual. Si estás en Marbella o Madrid, cualquiera de estos restaurantes sirve como punto de encuentro. Si estás en Barcelona, cuidado: en Leña Barcelona la tradición es seria. Prueba la coca de llardons y se brinda con cava como manda la noche.

Fuego, salitre y una Coca bien puesta

La noche de San Juan es la excusa perfecta para encender una hoguera o una parrilla. En Leña, por ejemplo, el fuego está controlado pero el ambiente no tanto. El steak no necesita ritual. Solo hambre. Las costillas tienen más poder que cualquier conjuro.

Pero si lo tuyo es el mar, no hace falta ir a la playa a saltar olas. En Lobito de Mar, tanto en Marbella como en Madrid, el sabor a verano se sirve por raciones. Con un ceviche que despierta hasta el deseo más enterrado y un arroz que hace olvidar que no hay hoguera.

Y si en tu caso celebras en Barcelona, la coca de llardons con su crujiente perfecto se sirve con una copa de cava que entra sola. Y aunque no se pida un deseo en voz alta, uno siempre acaba pensando: “ojalá esto no se acabe nunca”.

Deseos que se mastican

Lo de pedir tres deseos mirando al fuego es muy bonito, pero en Tragabuches la cosa es más de pedir fuera de carta. Aquí los deseos se mastican. Se mojan con pan. Se sirven en cazuela.

La cocina tradicional tiene algo de magia, sobre todo si lleva fondo, horas y cariño. En San Juan, se vale pedir un guiso, un arroz o una ensaladilla y sentir que, por fin, estás donde tenías que estar. Sin fuegos artificiales. Solo con buena comida, y mejor vino.

En BiBo, en cambio, San Juan suena a música, se bebe frío y se come sin pensar demasiado. Brioche, guacamole al momento, algo japonés, algo andaluz. Aquí no se sigue una norma. Se improvisa, se prueba, se comparte. Que también es una forma de desear cosas nuevas.

No hace falta hoguera si hay sobremesa

La gente se pone seria con San Juan. Que si bañarse en el mar a medianoche, que si no mirar atrás, que si los deseos en papel reciclado. Nosotros creemos que no hace falta tanto. Basta con una mesa con amigos cerca y una sobremesa que se alargue toda la noche.

Y si estás en duda de dónde reservar, recuerda: Leña, Lobito de Mar, Tragabuches y BiBo son más fiables que cualquier ritual. En cualquiera de ellos, el deseo básico se cumple: comer rico y pasarlo bien.

A veces, el fuego está en la cocina. La magia, en el primer bocado. Y los nuevos comienzos, en una buena copa de vino, o de cava, si estás en Barcelona.

Así que este 23 de junio no tires tus deseos al mar. Tíralos sobre la mesa. Y celebra San Juan como toca: sin prisas, sin protocolos, y con el estómago lleno.

Hay palabras que, juntas, son una garantía de felicidad mediterránea: Lobito de mar, Madrid, arroz. Y ahora, con el nuevo menú “A toda vela”, la promesa se cumple plato a plato. Una propuesta pensada para quienes disfrutan del mar en la mesa de lunes a viernes en horario de almuerzo, sin complicaciones pero con mucho sabor. En Lobito de Mar Madrid, A toda vela, sorprende con una selección de entrantes, principales y postre que combinan tradición, originalidad y mucho producto.

Un arranque por todo lo alto

Todo comienza con una ensaladilla rusa de anguila ahumada. Sí, ensaladilla. Pero no cualquiera. Cremosa, sabrosa, y con ese punto ahumado que lo cambia todo. No da tiempo ni a mirar a los lados: desaparece del plato antes de que alguien pueda pedir repetir. Le siguen unas croquetas mixtas, pequeñas bombas de sabor donde lo clásico y lo marino se dan la mano. Luego llegan las chirlas salteadas con vino manzanilla, ese tipo de plato que pide pan y silencio, con un olor que lo dice todo antes del primer bocado. Y para redondear la jugada, una baby burger de atún con canónigos. Pequeña, jugosa y con ese equilibrio que solo se consigue cuando alguien ha hecho muchas pruebas hasta dar con la combinación perfecta.

El momento decisivo

Aquí toca elegir. Y no es fácil. Hay cuatro principales que compiten por el protagonismo. Para los amantes del pescado, un lomo de lubina a la brasa que entra solo, con ese punto justo de cocción y la piel crujiente que suena al cortarla. Otra opción: carpaccio de chuletón de atún con huevos fritos al ajillo. Un plato sorprendente, con juego de texturas, aroma a ajo y ese punto rebelde que alegra cualquier día. Y por supuesto, lo que no puede faltar en una ecuación que incluya Lobito de mar, Madrid, arroz: el arroz seco de marisco y pescado. Con sabor intenso, grano suelto, y ese fondo que te hace cerrar los ojos al probarlo. Un cuarto principal que entra en escena: arroz al sarmiento de pollo coquelet. Con ese sabor ahumado que solo se consigue con brasas de verdad, y un pollo que se deshace, tierno y sabroso. La elección no es fácil, pero el resultado siempre es redondo.

Un final que sabe a gloria

Y como todo buen menú, el final está a la altura del resto. Una tarta de queso fresco que pone el broche perfecto sin empalagar. Ligera, cremosa y con ese punto lácteo que recuerda a la tarta de toda la vida, pero con el toque justo para querer volver solo por ella.

En Lobito de Mar Madrid, “A toda vela” es, en esencia, un menú pensado para disfrutar del mar en cada plato. Para quienes saben que las mejores comidas no necesitan mucha explicación, solo buenos productos, un entorno agradable y las manos de un equipo que entiende de cocina con alma. Si hay algo claro, es que con propuestas como esta, Lobito de mar, Madrid, arroz no es solo una frase bonita: es una invitación irresistible.

El 28 de mayo no es un día cualquiera. Es el Día Internacional de la Burger, una fecha que rinde homenaje a uno de los bocados más icónicos y queridos del mundo. Pero si hablamos de burgers que realmente dejan huella, hay una que brilla con luz propia: la burger que le dio sentido a todo de Leña. Esta creación se ha convertido en un referente en Leña Marbella, Leña Madrid y Leña Barcelona, y es mucho más que carne entre panes. Es una experiencia que despierta todos los sentidos y redefine lo que significa disfrutar de una auténtica burger.

Una Obsesión por la Perfección

Desde sus inicios, Leña ha tenido una misión clara: hacer de la burger el plato más característico de Leña. No se trata solo de usar los mejores ingredientes, sino de llevar cada detalle a un nuevo nivel. Todo empieza con la carne, seleccionada cuidadosamente para lograr ese equilibrio perfecto entre jugosidad y sabor. Luego, se combina con un pan que es mucho más que un simple soporte: es el lienzo que enmarca cada bocado, suave por dentro y ligeramente crujiente por fuera, acompañado de queso Havarty y la guinda el pastel, la icónica salsa Bull de Dani Garcia. Pero lo que realmente marca la diferencia es el fuego. Ese toque de parrilla que le da a cada burger de Leña ese sabor ahumado y profundo que solo se consigue cuando la llama se convierte en un ingrediente más.

Más que una Burger, una Experiencia

La burger bull de Leña no es solo una burger, es una declaración de principios. Es el resultado de años de pasión y dedicación, de chefs que viven y respiran el arte de la parrilla. Cada vez que se sirve en Leña Marbella, Leña Madrid o Leña Barcelona, se cuenta una historia de fuego, de tradición y de innovación. Es una experiencia que comienza con el primer aroma que sale de la cocina, que te envuelve cuando el plato llega a la mesa y que culmina con ese primer bocado que te hace cerrar los ojos y suspirar. Porque comer en Leña es eso: una experiencia que se vive con todos los sentidos.

Así que este 28 de mayo, celebra el Día Internacional de la Burger como se merece. Déjate llevar por el sabor inconfundible de la Bull, una burger que no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma. Porque si hay algo que sabemos en Leña, es que las mejores historias se escriben al calor del fuego.