Smoked Room se muda a Copenhague con un pop-up muy especial. El galardonado restaurante madrileño con dos estrellas Michelin, que también cuenta con una segunda sede en Dubai, llega por primera vez a Copenhague para una residencia exclusiva en los Jardines del legendario parque Tivoli.

Del 18 de julio al 20 de agosto, el aclamado chef Dani García plantará su bandera en una de las capitales gastronómicas del mundo con su jefe de cocina de Smoked Room Madrid, Massimiliano Delle Vedove a la cabeza. Su equipo se instalará en la icónica Pagoda Japonesa por la que han pasado superestrellas como Paco Morales, Poul Andrias Ziska, Alejandro Serrano o Ana Roš para ofrecer una experiencia culinaria íntima y sofisticada que rinde culto al fuego, al humo y a la pureza del producto. La expresión más elevada de la cocina de Dani García que mezcla sus raíces con el espíritu japonés.  

Con dos menús de degustación de fuerte carácter contemporáneo. Smoked Room promete seducir los sentidos de los comensales daneses con una cocina intensa, refinada y técnica que ha sido reconocida como una de las más singulares del panorama español.

Durante esta residencia, se ofrecerán dos versiones del menú Omakase, una para comidas y otra para cenas, ambas con una secuencia de platos cuidadosamente orquestada:

Menú Omakase – Comida

  • Mantequilla de miso rojo y levadura seca con pan brioche
  • Ostra con dashi de ceviche
  • Camarones daneses “Skagenreje”, mantequilla avellana y yuzu kosho
  • Néctar de tomate asado, tomate cherry y grosellas
  • Anguila ahumada, tomate nitro, caramelo de pimiento rojo asado y ajoblanco de Málaga
  • Almejas Mahogany a la brasa, beurre blanc de tosazu y wasabi fresco
  • Papada de atún rojo a la brasa, jugo de cerdo y caviar ahumado N25
  • Pato madurado en seco, mole negro y risotto de maíz dulce
  • Lías de sake con vainilla
  • Chocolate, miso de cebada y humo

Menú Omakase – Cena

Incluye los mismos platos que el almuerzo con una adición especial:

  • Cigala al vapor “no sakamushi” con mayonesa ahumada

Platos adicionales disponibles para ambos servicios:

  • Wagyu A5 de Kagoshima a la parrilla, soja de 34 años y wasabi
  • Risotto ahumado con caviar N25

Todo esto, acompañado por opciones de maridaje personalizado a cargo del galardonado sumiller Luis Baselga.

El restaurante original en Madrid, que cuenta con tan solo 14 cubiertos, fue premiado con dos estrellas Michelin apenas seis meses después de su apertura, un logro sin precedentes. Representa la faceta más introspectiva y minimalista del universo creativo de Dani García.

El escenario de esta residencia no podía ser otro que los mágicos Jardines del Tivoli, uno de los lugares más emblemáticos de la capital danesa desde 1843. Con su arquitectura de cuento, jardines exuberantes y atmósfera encantadora. Tivoli es el marco ideal para esta experiencia gastronómica exclusiva, que celebra la excelencia, la elegancia y la emoción del acto de comer.

“En Smoked Room, consideramos el ahumado como algo más que una simple técnica: es un elemento que realza el sabor, la profundidad y la emoción de cada plato. Los comensales pueden esperar una experiencia gastronómica íntima y sensorial, donde el fuego y las brasas dan forma a un menú refinado y sorprendente a la vez.” 

Massimiliano Delle Vedove, Jefe de Cocina.

Hay cosas que saben a verano. Y luego está el arroz de Lobito de Mar. Si te preguntas dónde comer arroz en Marbella o en Madrid, este es el sitio. Aquí, el Mediterráneo se cuela en cada grano. En cada cazuela. En cada cucharada. Un arroz que habla del mar, del fuego y de esa cocina que se saborea en buena compañía, entre risas, bajo el sol o con copa en mano.

Porque hay arroces y arroces. Pero en Lobito de Mar, los hay que se quedan en la memoria. De esos que quieres volver a comer incluso antes de terminar el plato. Ya sea en Marbella, este es el templo para los que buscan algo más que arroz. Aquí empieza el viaje.

Arroces secos: sabor a brasas y verano

Hay algo muy especial en un arroz seco bien hecho. Ese momento en que el fondo se convierte en costra crujiente. Ese aroma que se mete por la nariz y no se olvida. En Lobito de Mar, los secos son una declaración de intenciones.

El de T-Bone de atún de Almadraba es puro atrevimiento. Un arroz que mezcla mar y brasas. Que juega con la potencia del atún y lo convierte en algo único. Luego está el clásico: el de pescado y marisco, un mar en miniatura. Con todo lo que nos gusta: sabor, textura y ese fondo que te hace cerrar los ojos.

Perfecto para comer arroz en Marbella después de una mañana de playa. O para sentarte en una terraza en Madrid y olvidarte del mundo.

Arroces al sarmiento: fuego, humo y personalidad

Hay arroces que no se olvidan. Y luego están los arroces al sarmiento de Lobito. Son arroces que se cocinan al humo de la vid. Que se impregnan de un aroma inconfundible. Que son intensos. Diferentes. Con alma.

El de pollo Coquelet es una versión refinada de lo tradicional. El de costilla ibérica y setas es un viaje a la montaña, con toque rústico. El de anguila ahumada, lardo y nori crujiente es pura fantasía: un arroz que podría ser japonés, pero que sabe a Andalucía. Y el más carnívoro de todos, el de chuleta de vaca, es rotundo, jugoso y perfecto para compartir.

En Madrid, en una comida con amigos. O en Marbella, después de un baño de sol. Comer arroz en Madrid o en la costa nunca había sido tan emocionante.

Arroces melosos: cucharadas de placer

Los arroces melosos son como un abrazo. Cremosos, profundos, elegantes. Cucharada a cucharada, te llevan a otro lugar. Y si tienen marisco, aún mejor.

El de langostinos de Sanlúcar con trompetas de la muerte combina lo mejor del sur y el bosque. Es pura armonía. El de gamba alistada de Huelva lleva las mismas setas negras, pero con más intensidad marina. Y el favorito de muchos: el de bogavante, un clásico con mayúsculas. Goloso, potente, inolvidable.

Perfectos para los que buscan algo más que arroz. Para quienes entienden el verano como una sucesión de platos compartidos. Para quienes saben que la vida se celebra a fuego lento.

Comer arroz en Marbella y Madrid, todo el año

No importa si es agosto o noviembre. Porque en Lobito de Mar, el arroz no entiende de estaciones. Sabe a mar en Marbella. Sabe a recuerdo en Madrid. Y, sobre todo, sabe a Dani García. A su forma de entender la cocina. A ese equilibrio entre lo tradicional y lo sorprendente.

Comer arroz en Marbella o Madrid es un plan que huele a brasas, que se sirve en cazuela y que empieza con una copa y acaba con una sonrisa.

¿Dónde vas a comer arroz este verano? En Lobito de Mar, claro.

Ocho países, un pasaporte imaginario y ninguna maleta. Así es el nuevo menú de BiBo Madrid, que llega justo a tiempo para comerse el verano sin despegar.
Aquí no se pide visado, solo hambre. Porque ocho países no es un menú cualquiera, es una vuelta al mundo que empieza en julio y acaba con arroz con leche.
El verano ya está aquí, y tú sin plan. Pues ya tienes uno: ir a BiBo, sentarte tranquilo y comerte el planeta en menos de dos horas.

El mundo cabe en una mesa

El menú ocho países no tiene escalas largas ni overbooking, solo sabor. Entras en BiBo Madrid y, sin darte cuenta, estás en México. Luego Perú, luego Japón… y de repente estás mojando pan en España. Sin moverte del sitio.
No hay guía turístico, pero sí hay guacamole que se hace al momento. Y langostinos Robuchon que parecen susurrar “bonjour” al primer bocado.

Lo mejor es que puedes ir sin pasaporte. Solo necesitas ganas de probar cosas nuevas.
Y si eres de los que se ponen nerviosos con tanto cambio, tranquilo: al final siempre llega Italia a poner orden. La pasta viene con torreznos, y no, no se puede explicar. Se prueba y punto.

BiBo tiene esa magia de convertir una comida en un paseo por medio planeta. Pero sin el estrés del aeropuerto y con aire acondicionado.

El truco está en no pensarlo demasiado

Hay quien lee la carta y se bloquea. Aquí no. En el menú ocho países, viene todo pensado. Te sientas, dices “sí” y ya está. Es como una degustación sin protocolo. Llega un plato, lo pruebas. Te gusta. Llega otro, lo pruebas. Te gusta más. Y así hasta el postre.

El truco está en no pensarlo. Tú déjate llevar. Que si ceviche, que si brioche, que si tartar. No preguntes, mastica. Y si te sorprende una ensaladilla rusa con huevo de codorniz, sonríe. Aquí el mundo cabe en una ración.

BiBo Madrid no quiere que estudies la carta como si fuera un examen. Solo que disfrutes como si te hubieras ido de Erasmus sin dejar tu silla. Y cuando crees que ya no puedes más, aparece India. Con arroz con leche, claro. Pero no como lo imaginas. Más cremoso, más fresco, más… BiBo.

Verano, comida y risas: el plan infalible

El verano pide terraza, algo fresquito y un menú que te saque una carcajada. Eso lo tiene BiBo de sobra. El nuevo menú ocho países está pensado para que no hables de calor, hables de comida. Que siempre da más alegría.

Y si vas con amigos, mejor. Esto se disfruta en grupo. Se comenta cada plato. Se pelea por el último bocado. Se brinda sin motivo. El menú lo pone BiBo, la fiesta la pones tú.

Hay quien en julio busca playa. Tú busca mesa. Que el ceviche enfría más que el ventilador y el brioche da más alegría que el chiringuito.

Lo importante es salir con la sensación de haber estado en varios países sin moverse del barrio.
Eso sí que es viajar sostenible. Y sin jet lag.

Ocho países, un lugar

Si algo está claro este verano es que el menú ocho países de BiBo Madrid va a dar más vueltas que el globo terráqueo. Así que no lo pienses mucho. Desde el 7 de julio de lunes a viernes, hay mundo nuevo en cada plato.

No hace falta estudiar gastronomía internacional para entenderlo. Solo hay que tener hambre.
Y si llegas al final diciendo “qué maravilla”, ya está. Has dado la vuelta al mundo y has vuelto mejor de lo que saliste.

¿Maleta? No. ¿Pasaporte? Tampoco. ¿Reserva en BiBo? Imprescindible. Porque este verano, el viaje empieza por el estómago.

En Tragabuches estamos a punto de dar un giro. Uno elegante, muy andaluz y con sabor a campo. Tradición, KM0 y sabor andaluz: así se reinventa Tragabuches.

A partir del 9 de julio en Marbella y del 16 en Madrid, decimos adiós (pero solo un poco) a la carta tradicional pero Andalucía, los ingredientes locales y las recetas con alma, siguen siendo los protagonistas.

Un viaje al origen, sin salir del restaurante

Tragabuches nació para rendir homenaje a lo que somos. Al aceite de oliva que sabe a sol. Al tomate que huele a huerta. Y al guiso que empieza con un sofrito lento. Porque el lujo está en lo simple. En el pan recién horneado. En el gazpacho frío que sabe a infancia. Y en ese estofado que huele a casa de abuela.

¿Y quién era Tragabuches?

Para los que no lo sepan, Tragabuches no es solo un nombre con arte. Fue un bandolero. De los de la sierra. Torero, cantaor y fugitivo. Dicen que mató por despecho, que escapó por amor y que vivió cantando por los caminos. Un personaje de leyenda. Andaluz hasta las cejas. Y si algo nos inspira de él, no es su vida delictiva. Es su autenticidad. Su libertad. Su forma de vivir sin pedir permiso. Así cocinamos aquí. Tragabuches no es un restaurante cualquiera. Es un homenaje vivo a Andalucía. A su historia, su tierra y su forma de sentarse a la mesa.

La pizarra del día: fresco, ligero y con acento del sur

En Tragabuches, el verano se escribe con tiza. Y sabe a mar. Cada día, nuestra carta se renueva con propuestas ligeras, frescas y llenas de sabor. No hablamos de platos pesados ni de guisos eternos. Aquí se viene a comer bien sin renunciar al verano. Con recetas que refrescan y productos que llegan directos del puerto o la huerta.

La pizarra marca el ritmo. Cambia según lo que traiga el mercado, según lo que brille esa mañana en la lonja. Porque si algo nos gusta en Tragabuches es cocinar lo que toca, cuando toca. Y todo, claro, con ese punto andaluz que se nota, pero no se impone. Ligero, pero con alma. Tragabuches se reinventa desde lo sencillo. Desde el producto. Desde la tradición. KM0 y sabor andaluz, servidos con elegancia y una sonrisa.

Alta cocina con alma de patio

Nuestro público es exigente. Le gusta comer bien. Pero también quiere autenticidad. Y eso es justo lo que ofrecemos. Esta nueva etapa no es menos sofisticada. Al contrario. Es un lujo que no se finge. Una elegancia que nace de la tierra. Porque Tragabuches siempre ha sido eso: un lugar donde la tradición se sube a la mesa con traje nuevo. Pero sin perder el acento.

Andalucía a bocados

Este nuevo concepto es, sobre todo, una declaración de amor. A nuestra tierra. A sus sabores. Y a la gente que los cultiva, pesca o elabora. Cada cucharada lleva un trozo de Andalucía. Cada plato cuenta una historia. Y cada día, esa historia cambia un poco. Porque tradición, KM0 y sabor andaluz: así se reinventa Tragabuches.

Si estás buscando una escapada diferente, lo tuyo es el camping y la cocina de BiBo Tarifa. Buen clima, aire libre, playas infinitas, buena comida y opciones para todos los gustos. Aquí no hace falta tienda de campaña. Puedes dormir cómodo, con estilo y rodeado de naturaleza. Y si además te gusta comer bien, estás en el sitio perfecto. Porque entre el campo y el mar, también se come de lujo.

Dormir en la cabaña Breña

Taiga Tarifa tiene varias opciones, pero la cabaña Breña es una de las más cómodas. Todo de madera, muy bien montada y con terraza incluida. Tiene cama doble, baño privado y una ducha con presión decente. Algo que se agradece después de un día de playa o sendero. El entorno es tranquilo, con árboles, sombra y vistas al cielo, ideal para desconectar. Si vienes en pareja o quieres paz, esta cabaña es buena idea. Camping en Tarifa sí, pero con confort.

Plan de día: entre olas y rutas

Tarifa tiene de todo. Puedes irte a la playa, hacer kitesurf o andar hasta que te canses. Y luego volver a descansar a la cabaña. La playa de Los Lances está a tiro de piedra. Arena blanca, viento fuerte y agua clara. Lleva sombrilla o acabarás cocido.

Si no te va el sol, hay rutas por el Parque Natural de la Breña. Se camina fácil, hay pinos, y huele a monte. También puedes alquilar bici o hacer paddle surf. Aquí se mueve todo el mundo. Si no haces algo, te aburres tú solo.

La clave del camping en Tarifa es combinar calma con actividad. Mañana de playa, tarde de paseo y noche de relax. Sin más.

Comer en BiBo Tarifa

A cinco minutos en coche tienes BiBo Tarifa. Si no te apetece cocinar ni encender una barbacoa, este sitio lo soluciona fácil. Una comida en BiBo te cambia el día. Buena atención, buen rollo y una terraza que da gusto. Ideal para rematar el plan de camping en Tarifa.

BiBo Tarifa te trae un plan que lo une todo: 4 noches en esta cabaña + comida o cena para dos en BiBo Tarifa. Planazo.

Consejos útiles para no fastidiarla

Lleva ropa cómoda. En Tarifa hace calor de día y puede refrescar por la noche, en BiBo Tarifa somos previsores y tenemos sudaderas con mucho rollo para ti. Pero lo más importante es que no te olvides de disfrutar. Suena a frase de taza, pero aquí sí aplica. Playa, siesta, cena y repetir. No hace falta más.

El camping en Tarifa tiene eso que buscas cuando quieres escapar sin irte muy lejos. Aire libre, sitio bonito, comida buena y planazos sin presión. Si además puedes dormir en la cabaña Breña y comer en BiBo Tarifa, ya lo tienes todo hecho. Solo queda apuntarlo en el calendario y reservar antes de que lo descubra todo el mundo.

Cuando el calor aprieta, no hay nada como unas buenas recetas veraniegas de Grupo Dani Garcia. Y si algo tienen en común Leña, Lobito de Mar, Tragabuches y BiBo, es que saben adaptarse al verano. Platos ligeros, frescos y sabrosos.

Verde que te quiero fresco

En BiBo Madrid, hay una ensalada de sandía, atún y kale frito que te refresca, crujiente, aliñada y con toque de ponzu. Perfecta para empezar. Si estás en BiBo Tarifa, el tartar de atún bipolar con soja blanca. Y ya que estás, no te pierdas al ceviche, cítrico, suave y más refrescante que un ventilador apuntando a la cara.

En Leña, incluso en verano, se come con ganas. El aguacate de Málaga a la brasa, pesto de cilantro joven y salpicón vegetal con queso feta. También una bonita ensalada de tomates con jugo de aceituna verde y hierbabuena ¿Y de postre? el espejismo de melocotón estofado con albahaca, helado de yogurt y ralladura de naranja.

En Lobito de Mar, si no pides arroz, te estás perdiendo lo mejor. El de pollo Coquelet, es un clásico y el de bogavante, no puedes saltártelo. No hace falta complicarse. Un buen fondo, el punto justo y marisco de verdad. Así se hacen las cosas en verano. Y así se disfruta.

Sopas frías con personalidad

En Tragabuches, el gazpacho no es rojo. Es rosa. El de cereza se lleva la palma. Fresquito, ácido, dulce y con un toque de aceite rico. También puedes probar el salmorejo, que no falla, y en verano, el cuerpo pide cosas así. Sopas frías, ligeras y con sabor es decir, recetas veraniegas de manual, con fruta, verdura y frescura.

Final dulce pero ligero

Después de tanto plato rico, algo fresquito. En Tragabuches, siempre tienen postres para bajar las revoluciones sin caer en coma. La tarta de queso es un clásico.

En BiBo y su sol de Marbella con sabor a naranja, azahar, puré de almendra Marcona y crema de naranja que te transportará a los jardines andaluces o Lobito de Mar, con su icónico Happy Hippo, fresco, dulce y cremoso. Lo justo para terminar con una sonrisa. Y en Leña y su Tarta di Rose acompañada de helado para compensar el calor de las brasas.

Porque sí, hasta los postres tienen su versión para el calor. Más suaves, más frescos y, sobre todo, menos pesados.