Aunque se pasen el día salvando el mundo, hasta los superhéroes necesitan un buen almuerzo. Y si tuvieran un día libre en Madrid, Marbella o Tarifa, no irían a la Torre Stark. Irían a comer. Porque entre universos paralelos y batallas galácticas, hay una verdad inquebrantable: nada supera a una buena comida en Grupo Dani García.

Imagina la escena. Tony Stark aparcando su coche frente a BiBo Madrid con el mismo estilo con el que aterriza en Mónaco. Thor llegando con su martillo a Leña como si fuera parte de la decoración. Y Lobezno… bueno, él no reservaría. Simplemente entraría y pediría lo suyo.

BiBo Madrid: sabores para trotamundos (y genios multimillonarios)

Qué pediría Iron Man en BiBo Madrid
 Tony Stark lo tiene claro: elige BiBo por su ambiente internacional, su vibra chic y esa carta que es un viaje sin despegar del asiento. Se decantaría por un brioche de rabo de toro con salsa Bull, un guacamole preparado al momento —porque la perfección no espera— y lo acompañaría con champán, claro. No por presumir. Bueno… tal vez sí.

Y Peter Parker, si cuela con su carné de estudiante, también pediría BiBo Tarifa.
 Es joven, curioso y con hambre perpetua. Lo suyo sería un tartar de atún de Barbate, una tapa japonesa «porque suena a ciencia» y una Coca bien fría para brindar con MJ por sobrevivir otro semestre.

Leña Marbella: donde los héroes rugen

Thor en Leña Marbella
 No necesita menú. Solo una mesa al lado del fuego. En Leña, el dios del trueno encuentra su lugar. Un chuletón digno del Valhalla, costillas que se deshacen con la mirada y brasas que chispean como el mismísimo Mjölnir. De beber, hidromiel. O algo que se le parezca.

Lobezno, por supuesto, elige Leña Madrid
 Silencioso, intenso y con cero tolerancia a platos tibios. Él pediría el steak tartar con un toque salvaje, y quizás unas croquetas… si está de buen humor. No comparte. Ni comida ni mesa.

Tragabuches Marbella: tradición con traje de gala

Black Panther se siente en casa en Tragabuches
 Elegante, con valores profundos y un respeto absoluto por lo auténtico. T’Challa encontraría en Tragabuches la armonía perfecta: cocina de raíz, ingredientes con historia y un gazpacho frío que le recuerda que el lujo está en lo simple. ¿Su plato estrella? Un guiso servido en cazuela, de esos que huelen a verdad.

Lobito de Mar: un festín para viajeros estelares

Doctor Strange en Lobito de Mar Madrid
 Es misterioso, calculador y con gustos refinados. Aquí no hay capas, pero sí ceviches que rozan la magia, chirlas al vino manzanilla y un arroz seco de marisco que abre portales sensoriales. Pediría una copa de vino blanco y se quedaría observando el plato como si leyera su destino.

Capitana Marvel aterriza en Lobito de Mar Marbella
 Y no pide poco. Ostras, baby burger de atún, arroz al sarmiento… y tarta de queso para cerrar la misión con gloria. Poderosa, sí. Pero también con debilidad por el buen producto y la sobremesa sin prisas.

¿Y tú, qué pedirías?

Puede que no tengamos un escudo como el de Capitán América ni poderes como Wanda, pero sí algo igual de importante: el gusto por comer bien. En Grupo Dani García, cada restaurante es una experiencia distinta, como un universo propio dentro del multiverso del sabor.

Qué pedirían los superhéroes en Grupo Dani García no es solo una fantasía. Es una excusa perfecta para mirar la carta con otros ojos, para elegir platos como quien elige su próxima misión. Porque aquí no se salva el mundo. Se saborea.

Y si aún no lo tienes claro, piensa como un vengador: elige restaurante, haz tu reserva y únete a la liga más deliciosa del planeta.

Marbella no se visita. Se vive. Se saborea. Desde que amanece hasta que cae el sol, tiene ese magnetismo andaluz que mezcla lujo, autenticidad y alegría sin esfuerzo. Aquí, cada plan puede ser una postal. Y si solo tienes un día, lo ideal es vivirlo sin prisas y con mucho apetito. Porque un día perfecto en Marbella empieza con mar, sigue con sol, y se termina como debe ser con un buen festín, o varios.

Paseo entre buganvillas y café con calma

Empieza la mañana en el casco antiguo, donde las fachadas blancas y los balcones floridos te saludan en cada esquina. Aquí, el desayuno no es un trámite: es una pausa deliciosa. Café con leche, pan artesanal con aceite andaluz y tomate del bueno. Nada como eso para entender que en Marbella la vida se vive despacio.

Playa, paseo marítimo o mercadillo

Puedes seguir hacia el mar, dar un paseo por la arena o descubrir algún mercadillo escondido entre urbanizaciones con encanto. Marbella tiene alma costera, pero también rural, chic y mediterránea a partes iguales. Cada calle es una invitación a improvisar.

Comida con sabor a sur en Tragabuches Marbella

La hora del almuerzo merece una mesa que hable andaluz. Y no hay mejor opción que Tragabuches, un homenaje a la cocina tradicional del sur, con productos de kilómetro cero y recetas con alma.

Aquí todo empieza con un sofrito. Con aceite de oliva que sabe a sol. Con platos que te recuerdan a casa aunque no seas de aquí. Prueba su ensaladilla rusa, su menú del día, o un guiso que parece hecho por una abuela con estrella Michelin. Andalucía se saborea en cada plato, y Tragabuches lo confirma con elegancia y fondo.

Siesta, piscina o paseo entre boutiques

Después de comer así, el cuerpo pide calma. Puedes darte un chapuzón, tumbarte al sol, o explorar las tiendas del centro o Puerto Banús. Lo importante es que lo hagas con la tranquilidad que solo llega después de un buen almuerzo y una copa de vino.

Tardeo marino en Lobito de Mar

A medida que baja el sol, el plan perfecto está en Lobito de Mar, ese restaurante que interpreta el espíritu del chiringuito clásico, pero lo eleva a otro nivel. Aquí el mar no se impone, se insinúa. Y se sirve en forma de ensaladas frescas, mariscos del día, boquerones con carácter y arroces que huelen a vacaciones.

Es el sitio ideal para un «tardeo» con acento salino: un vino blanco bien frío, una ración para compartir y ese murmullo de gente feliz que solo se escucha donde se come bien.

Cena entre brasas en Leña

Y cuando crees que el día no puede ir a más, llega Leña. El templo de la brasa. El fuego como técnica, como emoción, como espectáculo. Aquí, la carne madurada se trata como oro. Las verduras tienen carácter. Y cada plato es un equilibrio entre fuerza y elegancia.El fuego es el secreto en Leña, pero también lo es el ritmo del servicio, la estética del local, la sensación de estar donde todos quieren estar. El lugar perfecto para cerrar el día con un brindis, una sobremesa larga y la promesa silenciosa de volver.

Hay sabores que no necesitan presentación. Basta con probarlos una vez para que se queden en la memoria. Y si hay una tierra donde el sabor es identidad, esa es Andalucía. Su aceite, su atún, sus tomates, sus vinos… no son solo ingredientes: son cultura, son raíz, son el alma de una cocina que no entiende de prisas ni de artificios. Y en los restaurantes de Grupo Dani García, esa alma se sirve a diario, plato a plato, rincón a rincón. Andalucía se saborea en cada plato, y esa es la promesa que conecta todos los espacios del grupo: desde la brasa elegante de Leña hasta la frescura salina de Lobito de Mar, pasando por la fusión viajera de BiBo y la tradición con acento del sur de Tragabuches.

El oro líquido que todo lo transforma

Empecemos por lo más esencial: el aceite de oliva virgen extra. En Grupo Dani García se utiliza como se usa el cariño en la cocina de una madre: en todo. Procedente de almazaras andaluzas seleccionadas, este AOVE no solo cocina, también adereza, termina platos, perfuma sopas frías y potencia sabores.

Una tostada con tomate en Tragabuches, una ensaladilla en Lobito de Mar o un tartar en BiBo… todos se elevan cuando el aceite es el correcto. No se trata de cantidad, sino de carácter. Y el de Andalucía tiene mucho.

Atún rojo: el embajador del mar andaluz

El atún rojo es otra de esas joyas que se sirven con orgullo. En BiBo se presenta en tartares atrevidos y brioche juguetones. En Lobito de Mar, se respeta su esencia: carpaccios finos, burgers delicadas, lomos perfectos. Siempre tratado con respeto, siempre protagonista. Porque cuando un producto es así de noble, solo hay que saber cuándo parar.

Y ese es el secreto andaluz: no disfrazar lo que ya es bello.

Tomates con historia, pan con oficio

El tomate de la huerta andaluza, carnoso, dulce, ligeramente ácido, es uno de esos ingredientes que, con solo sal y aceite, ya lo dicen todo. En Tragabuches, por ejemplo, se convierte en gazpacho, salmorejo o ensalada con ventresca. Pero sobre todo, en recuerdo. A infancia, a campo, a verano eterno.

Y qué decir del pan andaluz. Artesano, crujiente, con miga que invita a mojar. Ese que no se deja a un lado del plato, sino que se convierte en parte del ritual. En Leña, acompaña carnes. En Lobito, recoge salsas marinas. En Tragabuches, se moja en el fondo de un guiso.

Quesos, chacinas y dulces con acento

El queso payoyo, la caña de lomo ibérica, el jamón de bellota… productos que hablan con acento del sur y que abren el apetito solo con nombrarlos. Se sirven con mimo, con cortes precisos y sin añadir más que una buena copa para acompañar.

Y para cerrar, los dulces. Desde una tarta de queso cremosa hasta un helado de aceite de oliva o un tocino de cielo con cítricos. Porque Andalucía también se expresa en el postre. Con tradición, con azúcar, y con ese punto justo que te hace decir: “un poco más, por favor”.

La tierra como bandera

En los restaurantes del Grupo Dani García, no se habla de km 0 como una moda. Se vive como una declaración de principios. Los productos andaluces no solo están presentes: son el centro. Porque no hay vanguardia sin raíz. Y no hay cocina con alma sin respeto al origen. Andalucía se saborea en cada plato, y ese sabor no es solo una cuestión de gusto. Es emoción, es historia, es pertenencia. Y en cada bocado, el sur se vuelve universal.

En Leña, el fuego no es solo una técnica; es una filosofía. Cada brasa, cada llama, cada pieza de carne que llega a tu mesa es una historia bien contada. Y en esa historia, el punto de cocción de la carne es protagonista. Tan importante como el origen del producto o el tipo de corte.

Hoy te llevamos al corazón de la parrilla. Vamos a explorar cuáles son los puntos de la carne, cómo identificarlos y, sobre todo, cuál es el mejor punto de cocción de la carne según los expertos.

¿Cuáles son los puntos de la carne?

La carne no tiene un solo final feliz. Tiene varios. Depende del gusto, del corte, del tipo de animal y, por supuesto, del comensal. Pero en general, los diferentes puntos de la carne se dividen en cinco grandes categorías:

1. Raw (muy poco hecha)

Roja, casi cruda, caliente solo por fuera. Se cocina a fuego muy fuerte durante pocos segundos por cada lado. El interior se mantiene prácticamente intacto. Es ideal para cortes muy tiernos y de altísima calidad.

2. Poco hecha

Sellada por fuera, roja por dentro. La textura es suave, jugosa, y el sabor, muy intenso. En Leña, este punto es un favorito entre los que buscan la experiencia más pura de la carne.

3. Al punto menos

Una capa exterior dorada, un interior rojo-rosado que se deshace en la boca. Es uno de los puntos más recomendados por los parrilleros. ¿Cuál es el mejor punto de la carne? Muchos dirán que este.

4. Al punto

Aquí el centro es rosado, más firme, pero todavía jugoso. La caramelización exterior se vuelve más evidente. Ideal para quienes no quieren extremos, sino equilibrio.

5. Al punto más / tres cuartos

La carne pierde casi todo el color rosado. La textura es firme, el sabor es más concentrado. Es un punto respetado, sobre todo para cortes más grasos.

6. Hecha / bien cocida

Totalmente cocinada. Marrón por dentro, sin jugo visible. Aunque no es el punto más popular entre los chefs, sigue siendo una elección válida. En Leña, incluso este punto se respeta con mimo y técnica.

¿Cuántos puntos de cocción tiene la carne?

Técnicamente, hablamos de seis. Pero en la práctica, cada uno tiene sus matices. En Leña no solo se cocina al gusto, sino al detalle. Porque entre un “al punto menos” y un “punto” puede haber un mundo de diferencia si se hace con precisión.

¿Cómo saber si la carne está en su punto?

En casa, puedes guiarte por el tacto, por la temperatura interior o por el color al corte. Pero en Leña, dejamos que hablen las brasas y la experiencia. Cada cocinero conoce su fuego. Sabe cuándo girar, cuándo dejar reposar, cuándo servir. La carne se escucha, se mira, se huele. Y solo entonces, se corta.

¿Cuál es el mejor punto de cocción de la carne?

No hay una única respuesta. Todo depende del tipo de corte, de su infiltración de grasa y del resultado que busques. Sin embargo, si preguntas al equipo de Leña, la mayoría coincidirá en que el punto perfecto suele ser el «al punto menos». Ahí la carne está jugosa, cálida y expresiva. Tiene carácter, pero también ternura.

¿Por qué es tan importante el punto de cocción?

Porque cambia todo. Textura, sabor, aroma. Un chuletón poco hecho no transmite lo mismo que uno bien cocido. Y en Leña, donde cada corte se selecciona con lupa y se trabaja al fuego con devoción, el punto de cocción de la carne es lo que transforma un plato en una experiencia.

Pide tu carne como quieras. Pero hazlo con intención.

En Leña respetamos todos los gustos. Si te gusta la carne bien hecha, la haremos con cariño. Si prefieres el corazón rojo y jugoso, sabremos darte lo que buscas. Porque los distintos puntos de la carne no son una regla fija, sino una carta abierta. Y tú eliges cómo escribirla.

Hay cosas que saben a verano. Y luego está el arroz de Lobito de Mar. Si te preguntas dónde comer arroz en Marbella o en Madrid, este es el sitio. Aquí, el Mediterráneo se cuela en cada grano. En cada cazuela. En cada cucharada. Un arroz que habla del mar, del fuego y de esa cocina que se saborea en buena compañía, entre risas, bajo el sol o con copa en mano.

Porque hay arroces y arroces. Pero en Lobito de Mar, los hay que se quedan en la memoria. De esos que quieres volver a comer incluso antes de terminar el plato. Ya sea en Marbella, este es el templo para los que buscan algo más que arroz. Aquí empieza el viaje.

Arroces secos: sabor a brasas y verano

Hay algo muy especial en un arroz seco bien hecho. Ese momento en que el fondo se convierte en costra crujiente. Ese aroma que se mete por la nariz y no se olvida. En Lobito de Mar, los secos son una declaración de intenciones.

El de T-Bone de atún de Almadraba es puro atrevimiento. Un arroz que mezcla mar y brasas. Que juega con la potencia del atún y lo convierte en algo único. Luego está el clásico: el de pescado y marisco, un mar en miniatura. Con todo lo que nos gusta: sabor, textura y ese fondo que te hace cerrar los ojos.

Perfecto para comer arroz en Marbella después de una mañana de playa. O para sentarte en una terraza en Madrid y olvidarte del mundo.

Arroces al sarmiento: fuego, humo y personalidad

Hay arroces que no se olvidan. Y luego están los arroces al sarmiento de Lobito. Son arroces que se cocinan al humo de la vid. Que se impregnan de un aroma inconfundible. Que son intensos. Diferentes. Con alma.

El de pollo Coquelet es una versión refinada de lo tradicional. El de costilla ibérica y setas es un viaje a la montaña, con toque rústico. El de anguila ahumada, lardo y nori crujiente es pura fantasía: un arroz que podría ser japonés, pero que sabe a Andalucía. Y el más carnívoro de todos, el de chuleta de vaca, es rotundo, jugoso y perfecto para compartir.

En Madrid, en una comida con amigos. O en Marbella, después de un baño de sol. Comer arroz en Madrid o en la costa nunca había sido tan emocionante.

Arroces melosos: cucharadas de placer

Los arroces melosos son como un abrazo. Cremosos, profundos, elegantes. Cucharada a cucharada, te llevan a otro lugar. Y si tienen marisco, aún mejor.

El de langostinos de Sanlúcar con trompetas de la muerte combina lo mejor del sur y el bosque. Es pura armonía. El de gamba alistada de Huelva lleva las mismas setas negras, pero con más intensidad marina. Y el favorito de muchos: el de bogavante, un clásico con mayúsculas. Goloso, potente, inolvidable.

Perfectos para los que buscan algo más que arroz. Para quienes entienden el verano como una sucesión de platos compartidos. Para quienes saben que la vida se celebra a fuego lento.

Comer arroz en Marbella y Madrid, todo el año

No importa si es agosto o noviembre. Porque en Lobito de Mar, el arroz no entiende de estaciones. Sabe a mar en Marbella. Sabe a recuerdo en Madrid. Y, sobre todo, sabe a Dani García. A su forma de entender la cocina. A ese equilibrio entre lo tradicional y lo sorprendente.

Comer arroz en Marbella o Madrid es un plan que huele a brasas, que se sirve en cazuela y que empieza con una copa y acaba con una sonrisa.

¿Dónde vas a comer arroz este verano? En Lobito de Mar, claro.

En Tragabuches estamos a punto de dar un giro. Uno elegante, muy andaluz y con sabor a campo. Tradición, KM0 y sabor andaluz: así se reinventa Tragabuches.

A partir del 9 de julio en Marbella y del 16 en Madrid, decimos adiós (pero solo un poco) a la carta tradicional pero Andalucía, los ingredientes locales y las recetas con alma, siguen siendo los protagonistas.

Un viaje al origen, sin salir del restaurante

Tragabuches nació para rendir homenaje a lo que somos. Al aceite de oliva que sabe a sol. Al tomate que huele a huerta. Y al guiso que empieza con un sofrito lento. Porque el lujo está en lo simple. En el pan recién horneado. En el gazpacho frío que sabe a infancia. Y en ese estofado que huele a casa de abuela.

¿Y quién era Tragabuches?

Para los que no lo sepan, Tragabuches no es solo un nombre con arte. Fue un bandolero. De los de la sierra. Torero, cantaor y fugitivo. Dicen que mató por despecho, que escapó por amor y que vivió cantando por los caminos. Un personaje de leyenda. Andaluz hasta las cejas. Y si algo nos inspira de él, no es su vida delictiva. Es su autenticidad. Su libertad. Su forma de vivir sin pedir permiso. Así cocinamos aquí. Tragabuches no es un restaurante cualquiera. Es un homenaje vivo a Andalucía. A su historia, su tierra y su forma de sentarse a la mesa.

La pizarra del día: fresco, ligero y con acento del sur

En Tragabuches, el verano se escribe con tiza. Y sabe a mar. Cada día, nuestra carta se renueva con propuestas ligeras, frescas y llenas de sabor. No hablamos de platos pesados ni de guisos eternos. Aquí se viene a comer bien sin renunciar al verano. Con recetas que refrescan y productos que llegan directos del puerto o la huerta.

La pizarra marca el ritmo. Cambia según lo que traiga el mercado, según lo que brille esa mañana en la lonja. Porque si algo nos gusta en Tragabuches es cocinar lo que toca, cuando toca. Y todo, claro, con ese punto andaluz que se nota, pero no se impone. Ligero, pero con alma. Tragabuches se reinventa desde lo sencillo. Desde el producto. Desde la tradición. KM0 y sabor andaluz, servidos con elegancia y una sonrisa.

Alta cocina con alma de patio

Nuestro público es exigente. Le gusta comer bien. Pero también quiere autenticidad. Y eso es justo lo que ofrecemos. Esta nueva etapa no es menos sofisticada. Al contrario. Es un lujo que no se finge. Una elegancia que nace de la tierra. Porque Tragabuches siempre ha sido eso: un lugar donde la tradición se sube a la mesa con traje nuevo. Pero sin perder el acento.

Andalucía a bocados

Este nuevo concepto es, sobre todo, una declaración de amor. A nuestra tierra. A sus sabores. Y a la gente que los cultiva, pesca o elabora. Cada cucharada lleva un trozo de Andalucía. Cada plato cuenta una historia. Y cada día, esa historia cambia un poco. Porque tradición, KM0 y sabor andaluz: así se reinventa Tragabuches.

Cuando el calor aprieta, no hay nada como unas buenas recetas veraniegas de Grupo Dani Garcia. Y si algo tienen en común Leña, Lobito de Mar, Tragabuches y BiBo, es que saben adaptarse al verano. Platos ligeros, frescos y sabrosos.

Verde que te quiero fresco

En BiBo Madrid, hay una ensalada de sandía, atún y kale frito que te refresca, crujiente, aliñada y con toque de ponzu. Perfecta para empezar. Si estás en BiBo Tarifa, el tartar de atún bipolar con soja blanca. Y ya que estás, no te pierdas al ceviche, cítrico, suave y más refrescante que un ventilador apuntando a la cara.

En Leña, incluso en verano, se come con ganas. El aguacate de Málaga a la brasa, pesto de cilantro joven y salpicón vegetal con queso feta. También una bonita ensalada de tomates con jugo de aceituna verde y hierbabuena ¿Y de postre? el espejismo de melocotón estofado con albahaca, helado de yogurt y ralladura de naranja.

En Lobito de Mar, si no pides arroz, te estás perdiendo lo mejor. El de pollo Coquelet, es un clásico y el de bogavante, no puedes saltártelo. No hace falta complicarse. Un buen fondo, el punto justo y marisco de verdad. Así se hacen las cosas en verano. Y así se disfruta.

Sopas frías con personalidad

En Tragabuches, el gazpacho no es rojo. Es rosa. El de cereza se lleva la palma. Fresquito, ácido, dulce y con un toque de aceite rico. También puedes probar el salmorejo, que no falla, y en verano, el cuerpo pide cosas así. Sopas frías, ligeras y con sabor es decir, recetas veraniegas de manual, con fruta, verdura y frescura.

Final dulce pero ligero

Después de tanto plato rico, algo fresquito. En Tragabuches, siempre tienen postres para bajar las revoluciones sin caer en coma. La tarta de queso es un clásico.

En BiBo y su sol de Marbella con sabor a naranja, azahar, puré de almendra Marcona y crema de naranja que te transportará a los jardines andaluces o Lobito de Mar, con su icónico Happy Hippo, fresco, dulce y cremoso. Lo justo para terminar con una sonrisa. Y en Leña y su Tarta di Rose acompañada de helado para compensar el calor de las brasas.

Porque sí, hasta los postres tienen su versión para el calor. Más suaves, más frescos y, sobre todo, menos pesados.

Este verano, las brasas de Leña Marbella se abren a una corriente de aire nuevo, un mestizaje entre Dubái, Japón, Brasil y Perú. Del 3 al 5 de julio, el restaurante de Dani García y SUSHISAMBA Dubái, incorporarán algunos de los platos más icónicos de sus restaurantes. Como clímax de esta conexión, el miércoles 3 de julio habrá un menú a cuatro manos firmado por Dani García y el chef residente de SUSHISAMBA Chef Lee, en una jornada irrepetible para los amantes de la alta cocina internacional.

Este a cuatro manos incluye una propuesta degustación compuesta por más de una docena de pases en los que se une la técnica de Leña y el universo de sabores de SUSHISAMBA. Desde aperitivos como el chawanmushi con erizo, el monaka de cangrejo Kegani o la quisquilla con mantequilla noisette y yuzu, hasta platos principales como el tiradito de hamachi, el anticucho de pulpo, el yakitori de albóndiga con yema de huevo, la lubina chilena, la langosta con yuzu kosho o la emblemática hamburguesa de Leña, el recorrido propone una fusión entre el producto de altísima calidad y el mestizaje de técnicas japonesas, latinas y mediterráneas. De postre, habrá una tarta de queso quemada por parte de SUSHISAMBA y la clásica tarta di rose de Leña como cierre perfecto. Las reservas para ya están abiertas y su precio con maridaje es de 250 € por persona.

Un poco de Asia en España

Durante los tres días, la colaboración se mantendrá viva a través de una selección de platos de SUSHISAMBA disponibles en carta, entre los que se incluyen elaboraciones como el tiradito de hamachi con ponzu de trufa y caviar, los tacos de tartar de bogavante con yuzu y aguacate, el yakitori de lubina chilena, el tartar de salmón sobre nori crujiente y caviar, o la tarta vasca de queso con maíz cancha y vainilla.

Esta colaboración coincide con un nuevo capítulo en la historia del restaurante. Leña Marbella continúa su crecimiento y amplía su espacio ocupando el antiguo local de BiBo Marbella. El nuevo salón suma 141 nuevas plazas, elevando la capacidad total del restaurante a 279 comensales. Incluye una espectacular barra central, diseñada como el nuevo corazón del local, ideal para disfrutar de una experiencia vibrante alrededor del fuego. El proyecto, firmado por el estudio Astet, mantiene el universo visual de Leña, con una atmósfera cálida, materiales nobles y una conexión directa con la esencia del fuego.

SUSHISAMBA, por su parte, con locales icónicos en Londres, Las Vegas y Dubái, es una de las marcas más reconocidas a nivel global en cocina de fusión y lujo contemporáneo. Su llegada a Marbella es también una declaración de intenciones sobre el lugar que la ciudad ocupa en el mapa gastronómico internacional.

Esta colaboración refuerza la proyección internacional de Leña, que con presencia ya en Marbella, Madrid, Dubái y Barcelona, continúa estableciendo puentes con referentes gastronómicos de todo el mundo. 

San Juan no es solo fuego y deseos lanzados al cielo. Pero seamos honestos, pedir deseos está bien, pero comer tu plato favorito, mejor. Hay quien escribe lo que quiere soltar en un papel y lo quema. En Grupo Dani García preferimos quemar lo que haga falta en la brasa. Lo importante es reunirse con los tuyos, reírse un poco y que la mesa esté llena. De platos, no de problemas.

Entre brasas, mariscos, cocas y arroces, San Juan tiene más menú que ritual. Si estás en Marbella o Madrid, cualquiera de estos restaurantes sirve como punto de encuentro. Si estás en Barcelona, cuidado: en Leña Barcelona la tradición es seria. Prueba la coca de llardons y se brinda con cava como manda la noche.

Fuego, salitre y una Coca bien puesta

La noche de San Juan es la excusa perfecta para encender una hoguera o una parrilla. En Leña, por ejemplo, el fuego está controlado pero el ambiente no tanto. El steak no necesita ritual. Solo hambre. Las costillas tienen más poder que cualquier conjuro.

Pero si lo tuyo es el mar, no hace falta ir a la playa a saltar olas. En Lobito de Mar, tanto en Marbella como en Madrid, el sabor a verano se sirve por raciones. Con un ceviche que despierta hasta el deseo más enterrado y un arroz que hace olvidar que no hay hoguera.

Y si en tu caso celebras en Barcelona, la coca de llardons con su crujiente perfecto se sirve con una copa de cava que entra sola. Y aunque no se pida un deseo en voz alta, uno siempre acaba pensando: “ojalá esto no se acabe nunca”.

Deseos que se mastican

Lo de pedir tres deseos mirando al fuego es muy bonito, pero en Tragabuches la cosa es más de pedir fuera de carta. Aquí los deseos se mastican. Se mojan con pan. Se sirven en cazuela.

La cocina tradicional tiene algo de magia, sobre todo si lleva fondo, horas y cariño. En San Juan, se vale pedir un guiso, un arroz o una ensaladilla y sentir que, por fin, estás donde tenías que estar. Sin fuegos artificiales. Solo con buena comida, y mejor vino.

En BiBo, en cambio, San Juan suena a música, se bebe frío y se come sin pensar demasiado. Brioche, guacamole al momento, algo japonés, algo andaluz. Aquí no se sigue una norma. Se improvisa, se prueba, se comparte. Que también es una forma de desear cosas nuevas.

No hace falta hoguera si hay sobremesa

La gente se pone seria con San Juan. Que si bañarse en el mar a medianoche, que si no mirar atrás, que si los deseos en papel reciclado. Nosotros creemos que no hace falta tanto. Basta con una mesa con amigos cerca y una sobremesa que se alargue toda la noche.

Y si estás en duda de dónde reservar, recuerda: Leña, Lobito de Mar, Tragabuches y BiBo son más fiables que cualquier ritual. En cualquiera de ellos, el deseo básico se cumple: comer rico y pasarlo bien.

A veces, el fuego está en la cocina. La magia, en el primer bocado. Y los nuevos comienzos, en una buena copa de vino, o de cava, si estás en Barcelona.

Así que este 23 de junio no tires tus deseos al mar. Tíralos sobre la mesa. Y celebra San Juan como toca: sin prisas, sin protocolos, y con el estómago lleno.

Después de cinco años de éxito, Leña Marbella sigue creciendo y enciende la chispa del verano con la ampliación de su espacio. Esta evolución eleva la experiencia gastronómica y consolida la visión del chef Dani García: un steakhouse innovador que une técnica, producto y vanguardia. Leña Marbella crece sin perder su esencia, convirtiéndose en un concepto más amplio, más ambicioso y con más fuego que nunca.

Con la llegada de los días largos y las noches más bonitas del año, el restaurante da un paso más en su evolución. Situado en el emblemático hotel Puente Romano, continúa su crecimiento con una importante ampliación de su espacio. El nuevo área ocupa el antiguo local de BiBo Marbella, una de las marcas más queridas del grupo. Esta incorporación refuerza la esencia creativa de Dani García y la eleva en un entorno más ambicioso, envolvente y espectacular.

La ampliación añade una capacidad extra para 141 personas, elevando el aforo total del restaurante hasta los 279 comensales. Esta cifra incluye la zona lounge y el bar, dos espacios clave en la experiencia Leña. Además de más espacio, se incorporan novedades importantes, como una barra central imponente que se convierte en el corazón de la sala. Esta barra está pensada para ofrecer una experiencia única e inmersiva en Marbella.

Leña está que arde en Marbella

El diseño del nuevo espacio ha sido creado por el estudio Astet, responsable del interiorismo de todos los restaurantes Leña. Este estudio ha firmado los espacios de Marbella, Madrid, Barcelona y Dubái, manteniendo una identidad visual coherente e icónica. El nuevo diseño potencia ese lenguaje ya reconocible, haciendo de Leña un verdadero referente internacional. Inspirado en lo ancestral y lo primitivo, utiliza materiales como la madera y la piedra. También juega con una paleta cromática dominada por los negros y una iluminación tenue. Todo ello crea una atmósfera sensorial que conecta directamente con la esencia del fuego.

En cuanto a la propuesta gastronómica, Leña Marbella mantiene su equilibrio entre producto y técnica, con una cocina centrada en el arte de cocinar sobre brasas. En este universo, el fuego es el gran protagonista, realzando los sabores puros con el aroma del humo. La parrilla se transforma verduras, mariscos, pescados y cortes nobles de carne. Todo ello se convierte en una experiencia sensorial completa, en la que cada plato habla con intensidad.

Desde sus entradas vegetales como el puerro asado o el aguacate de Málaga a la brasa, la carta es un homenaje al sabor. El pesto de cilantro, el salpicón vegetal y el queso feta aportan frescura y contrastes. También brillan los yakipinchos, como el de meatball de pollo con ralladura de limón. Por supuesto, no puede faltar su icónica Burger, un clásico que marcó el inicio de todo. Entre los platos principales destacan la lubina a la parrilla o el Tomahawk de ternera. También el ribeye de vaca vieja y el lomo de wagyu A5, que es todo un espectáculo.

Impulsado por el fuego de unas brasas que nunca se apagan, Leña sigue creciendo sin perder su esencia. Esta ampliación consolida su presencia en Marbella y reafirma el éxito de un concepto único. Leña no solo es un restaurante, es una forma de entender la cocina, el fuego y la experiencia. Con sedes en Marbella, Madrid, Dubái y una reciente apertura en Barcelona, se ha consolidado como un referente internacional. Muy pronto, su inconfundible propuesta llegará también a Miami, Mallorca e Ibiza. Así continúa su expansión, llevando el alma de las brasas por todo el mundo.