Cuando el calor aprieta, no hay nada como unas buenas recetas veraniegas de Grupo Dani Garcia. Y si algo tienen en común Leña, Lobito de Mar, Tragabuches y BiBo, es que saben adaptarse al verano. Platos ligeros, frescos y sabrosos.

Verde que te quiero fresco

En BiBo Madrid, hay una ensalada de sandía, atún y kale frito que te refresca, crujiente, aliñada y con toque de ponzu. Perfecta para empezar. Si estás en BiBo Tarifa, el tartar de atún bipolar con soja blanca. Y ya que estás, no te pierdas al ceviche, cítrico, suave y más refrescante que un ventilador apuntando a la cara.

En Leña, incluso en verano, se come con ganas. El aguacate de Málaga a la brasa, pesto de cilantro joven y salpicón vegetal con queso feta. También una bonita ensalada de tomates con jugo de aceituna verde y hierbabuena ¿Y de postre? el espejismo de melocotón estofado con albahaca, helado de yogurt y ralladura de naranja.

En Lobito de Mar, si no pides arroz, te estás perdiendo lo mejor. El de pollo Coquelet, es un clásico y el de bogavante, no puedes saltártelo. No hace falta complicarse. Un buen fondo, el punto justo y marisco de verdad. Así se hacen las cosas en verano. Y así se disfruta.

Sopas frías con personalidad

En Tragabuches, el gazpacho no es rojo. Es rosa. El de cereza se lleva la palma. Fresquito, ácido, dulce y con un toque de aceite rico. También puedes probar el salmorejo, que no falla, y en verano, el cuerpo pide cosas así. Sopas frías, ligeras y con sabor es decir, recetas veraniegas de manual, con fruta, verdura y frescura.

Final dulce pero ligero

Después de tanto plato rico, algo fresquito. En Tragabuches, siempre tienen postres para bajar las revoluciones sin caer en coma. La tarta de queso es un clásico.

En BiBo y su sol de Marbella con sabor a naranja, azahar, puré de almendra Marcona y crema de naranja que te transportará a los jardines andaluces o Lobito de Mar, con su icónico Happy Hippo, fresco, dulce y cremoso. Lo justo para terminar con una sonrisa. Y en Leña y su Tarta di Rose acompañada de helado para compensar el calor de las brasas.

Porque sí, hasta los postres tienen su versión para el calor. Más suaves, más frescos y, sobre todo, menos pesados.

Este verano, las brasas de Leña Marbella se abren a una corriente de aire nuevo, un mestizaje entre Dubái, Japón, Brasil y Perú. Del 3 al 5 de julio, el restaurante de Dani García y SUSHISAMBA Dubái, incorporarán algunos de los platos más icónicos de sus restaurantes. Como clímax de esta conexión, el miércoles 3 de julio habrá un menú a cuatro manos firmado por Dani García y el chef residente de SUSHISAMBA Chef Lee, en una jornada irrepetible para los amantes de la alta cocina internacional.

Este a cuatro manos incluye una propuesta degustación compuesta por más de una docena de pases en los que se une la técnica de Leña y el universo de sabores de SUSHISAMBA. Desde aperitivos como el chawanmushi con erizo, el monaka de cangrejo Kegani o la quisquilla con mantequilla noisette y yuzu, hasta platos principales como el tiradito de hamachi, el anticucho de pulpo, el yakitori de albóndiga con yema de huevo, la lubina chilena, la langosta con yuzu kosho o la emblemática hamburguesa de Leña, el recorrido propone una fusión entre el producto de altísima calidad y el mestizaje de técnicas japonesas, latinas y mediterráneas. De postre, habrá una tarta de queso quemada por parte de SUSHISAMBA y la clásica tarta di rose de Leña como cierre perfecto. Las reservas para ya están abiertas y su precio con maridaje es de 250 € por persona.

Un poco de Asia en España

Durante los tres días, la colaboración se mantendrá viva a través de una selección de platos de SUSHISAMBA disponibles en carta, entre los que se incluyen elaboraciones como el tiradito de hamachi con ponzu de trufa y caviar, los tacos de tartar de bogavante con yuzu y aguacate, el yakitori de lubina chilena, el tartar de salmón sobre nori crujiente y caviar, o la tarta vasca de queso con maíz cancha y vainilla.

Esta colaboración coincide con un nuevo capítulo en la historia del restaurante. Leña Marbella continúa su crecimiento y amplía su espacio ocupando el antiguo local de BiBo Marbella. El nuevo salón suma 141 nuevas plazas, elevando la capacidad total del restaurante a 279 comensales. Incluye una espectacular barra central, diseñada como el nuevo corazón del local, ideal para disfrutar de una experiencia vibrante alrededor del fuego. El proyecto, firmado por el estudio Astet, mantiene el universo visual de Leña, con una atmósfera cálida, materiales nobles y una conexión directa con la esencia del fuego.

SUSHISAMBA, por su parte, con locales icónicos en Londres, Las Vegas y Dubái, es una de las marcas más reconocidas a nivel global en cocina de fusión y lujo contemporáneo. Su llegada a Marbella es también una declaración de intenciones sobre el lugar que la ciudad ocupa en el mapa gastronómico internacional.

Esta colaboración refuerza la proyección internacional de Leña, que con presencia ya en Marbella, Madrid, Dubái y Barcelona, continúa estableciendo puentes con referentes gastronómicos de todo el mundo. 

San Juan no es solo fuego y deseos lanzados al cielo. Pero seamos honestos, pedir deseos está bien, pero comer tu plato favorito, mejor. Hay quien escribe lo que quiere soltar en un papel y lo quema. En Grupo Dani García preferimos quemar lo que haga falta en la brasa. Lo importante es reunirse con los tuyos, reírse un poco y que la mesa esté llena. De platos, no de problemas.

Entre brasas, mariscos, cocas y arroces, San Juan tiene más menú que ritual. Si estás en Marbella o Madrid, cualquiera de estos restaurantes sirve como punto de encuentro. Si estás en Barcelona, cuidado: en Leña Barcelona la tradición es seria. Prueba la coca de llardons y se brinda con cava como manda la noche.

Fuego, salitre y una Coca bien puesta

La noche de San Juan es la excusa perfecta para encender una hoguera o una parrilla. En Leña, por ejemplo, el fuego está controlado pero el ambiente no tanto. El steak no necesita ritual. Solo hambre. Las costillas tienen más poder que cualquier conjuro.

Pero si lo tuyo es el mar, no hace falta ir a la playa a saltar olas. En Lobito de Mar, tanto en Marbella como en Madrid, el sabor a verano se sirve por raciones. Con un ceviche que despierta hasta el deseo más enterrado y un arroz que hace olvidar que no hay hoguera.

Y si en tu caso celebras en Barcelona, la coca de llardons con su crujiente perfecto se sirve con una copa de cava que entra sola. Y aunque no se pida un deseo en voz alta, uno siempre acaba pensando: “ojalá esto no se acabe nunca”.

Deseos que se mastican

Lo de pedir tres deseos mirando al fuego es muy bonito, pero en Tragabuches la cosa es más de pedir fuera de carta. Aquí los deseos se mastican. Se mojan con pan. Se sirven en cazuela.

La cocina tradicional tiene algo de magia, sobre todo si lleva fondo, horas y cariño. En San Juan, se vale pedir un guiso, un arroz o una ensaladilla y sentir que, por fin, estás donde tenías que estar. Sin fuegos artificiales. Solo con buena comida, y mejor vino.

En BiBo, en cambio, San Juan suena a música, se bebe frío y se come sin pensar demasiado. Brioche, guacamole al momento, algo japonés, algo andaluz. Aquí no se sigue una norma. Se improvisa, se prueba, se comparte. Que también es una forma de desear cosas nuevas.

No hace falta hoguera si hay sobremesa

La gente se pone seria con San Juan. Que si bañarse en el mar a medianoche, que si no mirar atrás, que si los deseos en papel reciclado. Nosotros creemos que no hace falta tanto. Basta con una mesa con amigos cerca y una sobremesa que se alargue toda la noche.

Y si estás en duda de dónde reservar, recuerda: Leña, Lobito de Mar, Tragabuches y BiBo son más fiables que cualquier ritual. En cualquiera de ellos, el deseo básico se cumple: comer rico y pasarlo bien.

A veces, el fuego está en la cocina. La magia, en el primer bocado. Y los nuevos comienzos, en una buena copa de vino, o de cava, si estás en Barcelona.

Así que este 23 de junio no tires tus deseos al mar. Tíralos sobre la mesa. Y celebra San Juan como toca: sin prisas, sin protocolos, y con el estómago lleno.

Después de cinco años de éxito, Leña Marbella sigue creciendo y enciende la chispa del verano con la ampliación de su espacio. Esta evolución eleva la experiencia gastronómica y consolida la visión del chef Dani García: un steakhouse innovador que une técnica, producto y vanguardia. Leña Marbella crece sin perder su esencia, convirtiéndose en un concepto más amplio, más ambicioso y con más fuego que nunca.

Con la llegada de los días largos y las noches más bonitas del año, el restaurante da un paso más en su evolución. Situado en el emblemático hotel Puente Romano, continúa su crecimiento con una importante ampliación de su espacio. El nuevo área ocupa el antiguo local de BiBo Marbella, una de las marcas más queridas del grupo. Esta incorporación refuerza la esencia creativa de Dani García y la eleva en un entorno más ambicioso, envolvente y espectacular.

La ampliación añade una capacidad extra para 141 personas, elevando el aforo total del restaurante hasta los 279 comensales. Esta cifra incluye la zona lounge y el bar, dos espacios clave en la experiencia Leña. Además de más espacio, se incorporan novedades importantes, como una barra central imponente que se convierte en el corazón de la sala. Esta barra está pensada para ofrecer una experiencia única e inmersiva en Marbella.

Leña está que arde en Marbella

El diseño del nuevo espacio ha sido creado por el estudio Astet, responsable del interiorismo de todos los restaurantes Leña. Este estudio ha firmado los espacios de Marbella, Madrid, Barcelona y Dubái, manteniendo una identidad visual coherente e icónica. El nuevo diseño potencia ese lenguaje ya reconocible, haciendo de Leña un verdadero referente internacional. Inspirado en lo ancestral y lo primitivo, utiliza materiales como la madera y la piedra. También juega con una paleta cromática dominada por los negros y una iluminación tenue. Todo ello crea una atmósfera sensorial que conecta directamente con la esencia del fuego.

En cuanto a la propuesta gastronómica, Leña Marbella mantiene su equilibrio entre producto y técnica, con una cocina centrada en el arte de cocinar sobre brasas. En este universo, el fuego es el gran protagonista, realzando los sabores puros con el aroma del humo. La parrilla se transforma verduras, mariscos, pescados y cortes nobles de carne. Todo ello se convierte en una experiencia sensorial completa, en la que cada plato habla con intensidad.

Desde sus entradas vegetales como el puerro asado o el aguacate de Málaga a la brasa, la carta es un homenaje al sabor. El pesto de cilantro, el salpicón vegetal y el queso feta aportan frescura y contrastes. También brillan los yakipinchos, como el de meatball de pollo con ralladura de limón. Por supuesto, no puede faltar su icónica Burger, un clásico que marcó el inicio de todo. Entre los platos principales destacan la lubina a la parrilla o el Tomahawk de ternera. También el ribeye de vaca vieja y el lomo de wagyu A5, que es todo un espectáculo.

Impulsado por el fuego de unas brasas que nunca se apagan, Leña sigue creciendo sin perder su esencia. Esta ampliación consolida su presencia en Marbella y reafirma el éxito de un concepto único. Leña no solo es un restaurante, es una forma de entender la cocina, el fuego y la experiencia. Con sedes en Marbella, Madrid, Dubái y una reciente apertura en Barcelona, se ha consolidado como un referente internacional. Muy pronto, su inconfundible propuesta llegará también a Miami, Mallorca e Ibiza. Así continúa su expansión, llevando el alma de las brasas por todo el mundo.

El 28 de mayo no es un día cualquiera. Es el Día Internacional de la Burger, una fecha que rinde homenaje a uno de los bocados más icónicos y queridos del mundo. Pero si hablamos de burgers que realmente dejan huella, hay una que brilla con luz propia: la burger que le dio sentido a todo de Leña. Esta creación se ha convertido en un referente en Leña Marbella, Leña Madrid y Leña Barcelona, y es mucho más que carne entre panes. Es una experiencia que despierta todos los sentidos y redefine lo que significa disfrutar de una auténtica burger.

Una Obsesión por la Perfección

Desde sus inicios, Leña ha tenido una misión clara: hacer de la burger el plato más característico de Leña. No se trata solo de usar los mejores ingredientes, sino de llevar cada detalle a un nuevo nivel. Todo empieza con la carne, seleccionada cuidadosamente para lograr ese equilibrio perfecto entre jugosidad y sabor. Luego, se combina con un pan que es mucho más que un simple soporte: es el lienzo que enmarca cada bocado, suave por dentro y ligeramente crujiente por fuera, acompañado de queso Havarty y la guinda el pastel, la icónica salsa Bull de Dani Garcia. Pero lo que realmente marca la diferencia es el fuego. Ese toque de parrilla que le da a cada burger de Leña ese sabor ahumado y profundo que solo se consigue cuando la llama se convierte en un ingrediente más.

Más que una Burger, una Experiencia

La burger bull de Leña no es solo una burger, es una declaración de principios. Es el resultado de años de pasión y dedicación, de chefs que viven y respiran el arte de la parrilla. Cada vez que se sirve en Leña Marbella, Leña Madrid o Leña Barcelona, se cuenta una historia de fuego, de tradición y de innovación. Es una experiencia que comienza con el primer aroma que sale de la cocina, que te envuelve cuando el plato llega a la mesa y que culmina con ese primer bocado que te hace cerrar los ojos y suspirar. Porque comer en Leña es eso: una experiencia que se vive con todos los sentidos.

Así que este 28 de mayo, celebra el Día Internacional de la Burger como se merece. Déjate llevar por el sabor inconfundible de la Bull, una burger que no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma. Porque si hay algo que sabemos en Leña, es que las mejores historias se escriben al calor del fuego.

El carpaccio de chuletón de atún es una declaración de intenciones. En Lobito de Mar Marbella y Madrid, se convierte en una experiencia imprescindible. Lo que lo hace único es su origen: una pieza del lomo blanco del atún, concretamente entre las costillas 2, 3, 4 y 5. En esa zona se encuentran tres cortes tan nobles como precisos: el descargamento, el tarantelo y la ventresca. Juntos crean un equilibrio perfecto entre grasa, textura y sabor. Una armonía que rinde homenaje al animal más venerado del Atlántico. La técnica ancestral de la almadraba permite capturar estos ejemplares en su mejor momento. La pesca se realiza con respeto al mar y a su ciclo natural. Solo así se logra un producto fresco, de temporada y de calidad excepcional. Este carpaccio de atún no se improvisa: se elige, se afina y se respeta. Su sabor conecta el mar con la tierra, la tradición con la innovación, el presente con la memoria.

Técnica, precisión y respeto

El chuletón de atún que llega a la mesa en Lobito de Mar no es fruto del azar. Procede de piezas seleccionadas con extrema meticulosidad. Cada atún es capturado mediante la almadraba, un sistema sostenible y controlado que sigue vigente en las costas de Cádiz. Gracias a la labor de Gadira, el producto mantiene intactas sus propiedades y su pureza. De cada pieza se escoge lo mejor: el descargamento aporta firmeza, el tarantelo jugosidad y la ventresca una grasa noble, suave y untuosa. Esa combinación convierte este carpaccio en un bocado elegante y sabroso. En manos del equipo de Dani García, el atún alcanza una nueva dimensión. El corte se hace con precisión milimétrica, lámina a lámina, con técnica y respeto. El resultado es un plato ligero, limpio y con carácter. Una propuesta en la que el protagonismo lo tiene el producto, sin más adornos. Porque cuando se trabaja con atún de verdad, todo lo demás sobra. Cada detalle está pensado para destacar la esencia marina de este bocado.

Una joya marina en dos ciudades

Este carpaccio de atún se sirve tanto en Marbella como en Madrid. En Lobito de Mar, el entorno amplifica la experiencia: elegante, fresco y con alma marinera. No se trata solo de comer, sino de vivir el Mediterráneo desde el plato. Detrás de cada lámina hay una historia que empieza en el mar del sur. Pasa por las manos expertas de Gadira y termina en la cocina de Dani García. Una historia de respeto, calidad y compromiso con el sabor auténtico. En Madrid, este carpaccio de atún acerca el mar a la ciudad con toda su intensidad. En Marbella, se disfruta con el rumor de las olas de fondo. Ambas ciudades, ofrecen una experiencia de lo más marina: emoción, técnica y sabor verdadero. Este plato representa la conexión entre la tradición de la almadraba y la visión contemporánea de Dani García.

El atún rojo de almadraba es uno de los tesoros más valorados del mar y en los restaurantes del chef Dani García es un ingrediente esencial, apreciado no solo por su intenso sabor, sino también por las propiedades que lo hacen único. Una de esas propiedades es el colágeno, una proteína natural que juega un papel crucial en la textura y jugosidad de este pescado. Para garantizar la máxima calidad, Dani García confía en Gadira, que ofrece atún rojo capturado de forma sostenible mediante la técnica tradicional de la almadraba.

El poder del colágeno en el atún rojo

El colágeno es una proteína estructural que se encuentra en los tejidos conectivos de los animales, incluido el atún rojo de almadraba. Esta proteína no solo aporta beneficios nutricionales, sino que también es responsable de la textura jugosa y firme que tanto apreciamos en este pescado. Sin embargo, para disfrutar de su verdadera jugosidad, es esencial cocinar el atún correctamente. Si se cocina a fuego demasiado alto, el colágeno no tiene tiempo de fundirse, lo que puede hacer que el pescado quede seco y chicloso. Para evitarlo, lo ideal es cocinarlo a fuego lento, permitiendo que el colágeno se derrita y se mezcle con las fibras musculares, logrando así una textura suave y jugosa que se deshace en el paladar.

Cómo cocinar el atún para aprovechar al máximo su colágeno

Para sacar el máximo partido al colágeno del atún rojo, es fundamental respetar ciertas técnicas de cocción. Una opción es el tataki, una técnica japonesa que consiste en marcar el atún rápidamente a alta temperatura y luego enfriarlo, lo que sella los jugos en su interior mientras mantiene su textura suave. Otra forma es a la parrilla, pero siempre cuidando no sobrecocerlo para que no pierda su jugosidad natural. También se puede optar por guisos a fuego lento, donde el colágeno tiene tiempo de fundirse por completo, potenciando el sabor y la textura del plato. Gadira, se asegura de que cada pieza de atún mantenga intactas estas propiedades, garantizando una experiencia gastronómica inigualable.

Beneficios del colágeno del atún rojo más allá del sabor

Además de mejorar la textura, el colágeno del atún rojo también ofrece múltiples beneficios para la salud. Esta proteína es conocida por mejorar la elasticidad de la piel, fortalecer las articulaciones y promover la salud ósea. Por eso, cuando disfrutas de un plato de atún rojo en Lobito de Mar, no solo estás saboreando una delicia marina, sino que también estás aportando nutrientes esenciales a tu cuerpo. Y con Gadira, puedes estar seguro de que cada pieza es una experiencia saludable y sostenible.

El pasado 9 de mayo, Tragabuches Marbella se convirtió en el epicentro de la tradición gastronómica andaluza al acoger un evento que combinó dos de las técnicas más ancestrales de la cocina: el ronqueo de atún y el despiece de cerdo. Este evento no solo rindió homenaje a dos pilares fundamentales de la cocina mediterránea, sino que también acercó a los asistentes a la esencia de la cocina andaluza, donde cada corte y cada pieza cuentan una historia cargada de sabor y tradición.

El arte del ronqueo

De la mano de Gadira, el ronqueo del atún es una práctica que se ha perfeccionado durante siglos en las costas de Andalucía, especialmente en las almadrabas del sur. Esta técnica, que debe su nombre al sonido que produce el cuchillo al rozar la espina del atún, es todo un ritual que requiere precisión y destreza. Durante el evento, los asistentes pudieron presenciar cómo se despieza un atún de gran tamaño, siguiendo los pasos tradicionales que comienzan con la separación de la cabeza y continúan con cortes precisos para extraer las partes más nobles del pez, como el descargamento, el tarantelo, la ventresca y el lomo negro. Cada corte tiene su propio carácter y destino en la cocina, y es precisamente esta diversidad lo que convierte al atún en una joya gastronómica.

Además de ser una experiencia visual impresionante, el ronqueo es también una lección sobre sostenibilidad y aprovechamiento. Nada se desperdicia; cada parte del atún encuentra su lugar en la cocina. Es un recordatorio de cómo la gastronomía puede ser tanto arte como responsabilidad, reflejando el profundo respeto de los pescadores andaluces por el mar que les nutre.

El despiece del cerdo

Pero no solo el mar fue protagonista esa noche en Tragabuches Marbella. El despiece del cerdo de la mano de Cinco Jotas, una tradición profundamente arraigada en la cultura rural andaluza, también capturó la atención de los comensales. Este proceso es igual de meticuloso y respetuoso que el ronqueo, y su importancia en la cultura culinaria española es innegable. Desde los cortes más conocidos como el solomillo, el secreto y la presa, hasta partes menos populares pero igualmente sabrosas como la carrillada o el lagarto, cada pieza del cerdo tiene un propósito en la cocina y un lugar en las recetas tradicionales.

El despiece del cerdo es un arte que requiere conocimiento profundo de la anatomía del animal y una habilidad excepcional para aprovechar cada parte al máximo. Al igual que en el ronqueo, aquí también se valora el respeto por el producto y la tradición. Los asistentes pudieron aprender sobre los usos de cada corte y cómo cada parte del cerdo puede transformarse en platos únicos, desde embutidos artesanales hasta asados que se derriten en la boca.

Una experiencia gastronómica completa

Este evento en Tragabuches Marbella fue más que una simple exhibición de técnicas de corte. Fue una inmersión en la cultura gastronómica , donde el respeto por los ingredientes y la conexión con las raíces se sintieron en cada movimiento del cuchillo. Además, los chefs presentes aprovecharon la ocasión para crear platos únicos, combinando los sabores intensos del atún de almadraba con la robustez del cerdo ibérico, creando así una sinfonía de texturas y sabores que rindió homenaje a ambos animales.

Para muchos de los asistentes, esta fue una oportunidad única para comprender el verdadero significado del respeto al producto, la importancia del origen y la magia de transformar ingredientes en experiencias inolvidables. En un mundo cada vez más desconectado de sus raíces culinarias, eventos como este en Tragabuches Marbella son esenciales para mantener viva la tradición y recordar que, en la cocina, cada corte cuenta una historia y cada plato es un reflejo de la cultura que lo crea.

El Día de la Madre siempre llega con una promesa: la de celebrarla como se merece. En Grupo Dani García, hay muchas formas de hacerlo, pero pocas tan memorables como comer bien. Muy bien. Porque si hay algo que sabe hacer una madre, es cuidar. Y si hay algo que sabe hacer Dani García, es elevar esos cuidados a través de la gastronomía.

Para los que crecimos con una cuchara de caldo entre las manos y una croqueta casera como premio a una tarde difícil, sabemos que hay platos que no se olvidan. Son recetas que tienen nombre propio. A veces es el de tu madre. A veces, el de tu abuela. Otras, el de un chef que entendió que la cocina también es emoción.

Este Día de la Madre, quisimos volver al origen. Pero con el sabor de hoy. En las mesas de Tragabuches, los guisos tradicionales se reinterpretan con el respeto de quien recuerda. Un fondo de puchero, una cucharada de cariño y el recuerdo de aquellas meriendas infinitas que sabían a hogar. Comer en Grupo Dani García es volver a casa sin salir del presente.

Regala por el Día de la Madre

No todas las madres son iguales, ni todos los planes deben serlo. Algunas son más de brasa. Más intensas, más sabrosas. Para ellas, está Leña. Donde el fuego se convierte en espectáculo y el carbón en arte. Un restaurante que entiende el instinto. Que sabe que hay días en los que el mejor regalo no se envuelve: se sirve al centro de la mesa y se comparte entre risas, entre miradas que hablan sin decir nada.

Otras madres prefieren el mar. Y no cualquier mar. Hablo del que sabe a espeto, a salitre, a verano que empieza antes. Para ellas, está Lobito de Mar, ese rincón marinero que huele a chiringuito con alma de restaurante. Donde los pescados llegan con nombre y los arroces se sirven como si fueran domingos en familia.

Tragabuches no es solo un restaurante. Es un escenario donde ocurren cosas, donde las madres se convierten en protagonistas. Donde la gastronomía se vuelve un lenguaje de amor y tradición. Y este domingo, todas las miradas deben estar puestas en ellas.

Dani García lo entendió hace tiempo: una madre no quiere un ramo, quiere un recuerdo. No quiere un regalo cualquiera, quiere un momento inolvidable. Por eso, en cada una de sus marcas hay un lugar para ella. Una mesa donde todo sabe mejor, donde cada detalle está pensado para que se sienta especial.

Este Día de la Madre, no regales cosas. Regala instantes, sobremesas que se alargan sin mirar el reloj, silencios cómodos y platos que despiertan la memoria. Regala eso que no se compra, pero que sí se recuerda: tiempo con ella.

Porque comer en Grupo Dani García puede ser un gesto de amor. Puede ser una declaración. Puede ser ese “gracias por todo” que a veces no decimos, pero sí sentimos. Y si ese agradecimiento viene en forma de tartar, de una copa de vino, de una brasa lenta o de una receta que huele a infancia, entonces el regalo es perfecto.

Piensa en su plato favorito. Pregunta por ese vino que le gusta. Pide postre aunque digas que no puedes más. Y haz una foto. No para Instagram, sino para el recuerdo. Porque los recuerdos también se sirven en mesa. Y porque comer en Grupo Dani García este Día de la Madre es mucho más que sentarse a la mesa: es celebrar la historia que os une.

Hay señales que marcan el inicio del buen tiempo. Días más largos. Cielos más azules. Ganas de mar, y ganas de espetos, porque en cuanto llegan los meses sin R en Lobito de Mar, sabemos que algo cambia. Que ya huele a verano, a brasas encendidas, a espetos asomando sobre la arena, a un limón partido, a sal.
Mayo es el mes que lo confirma. La “R” se ha ido. El calor se queda y los espetos, también.
Es el momento exacto en el que se alinean el hambre, la nostalgia y las ganas de buen tiempo.

Una mesa mirando al mar. Una cerveza helada. Un espeto que se deja esperar. Pero que cuando llega, lo hace con gloria. Sardinas crujientes por fuera, jugosas por dentro. El sabor que te transporta. Y ese ritual que, aunque parezca sencillo, no lo es. Porque hacer un espeto no es solo pinchar una sardina. Es fuego, tiempo, brisa. Y en mayo, todo eso se vive mejor en Lobito de Mar.

Espetos al sol

Aquí, el espeto es tradición, cada caña, cada vuelta, cada punto exacto de sal, cada carbón encendido, son momentos que saben a verano. Y así, mayo nos da la bienvenida a todo eso, a las risas que se alargan, a los domingos sin reloj. Todo sabe distinto cuando hay brasas.
Aquí hay espetos que cuentan historias que empiezan en un chiringuito, y que se quedan contigo para siempre.

Por eso, cuando escuches “espetos”, piensa en mayo. Piensa en sol. Piensa en Lobito de Mar.
Porque aquí los meses sin R se celebran. Se viven. Se saborean con las manos. Con el alma.
Es la temporada que nos recuerda que lo mejor está por venir. Que la felicidad puede servirse en caña.
Que un espeto recién hecho vale más que mil palabras. Y que mayo huele a humo, sal y promesa.
Promesa de verano. De días sin prisa. De sabor auténtico. De esas cosas que solo pasan en Lobito de Mar.

Así que ya lo sabes. Si es mayo, hay espetos, si hay espetos, hay brasas, si hay brasas, hay Lobito de Mar y, si estás en Lobito de Mar, es que han vuelto los meses sin R.